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Norberto Alcover

Palabras para Francisco

Te escribo cuando se cierra este 2015 tan movido para ti. Sucesor de Pedro en Roma, tras casi tres años de servicio a la Iglesia y a la humanidad entera. Y lo hago, sobre cualquier otra cosa, para agradecerte que permanezcas enhiesto entre tantas desgracias como nos asolan, renovando tu apuesta por la esperanza en el hombre y en la mujer contemporáneos, mientras no dejas de reclamar esa misericordia que has convertido en año santo de puertas abiertas para el perdón y la reconciliación con Dios padre y con los hermanos todos. Me llena de satisfacción, además, que te hayan concedido el premio Carlomagno por tu colaboración en la rehabilitación europea, tan enquistada en un egoísmo casi faccioso, mientras los pobres refugiados quedan a sus puertas en espera de un lugar para sobrevivir lejos de sus hogares, destrozados por la infamia de intereses económicos y la inquietante presión del islamismo radical del ISIS. Es terrible, como has dicho tú mismo, intentar solucionar la matanza de inocentes por medio de la destrucción y de una guerra que no parece tener fin. Gracias, mi querido Francisco, por ser la voz de nuestra conciencia, aunque parezca que nadie te haga caso: todos saben que tienes razón, unos y otros, pero están dominados por el egoísmo, la ambición y esa repugnante soberbia del poder. Desde Siria hasta lo más profundo de África, pasando por la naciente xenofobia de nuestra Europa. Gracias.

Pero, desde el punto de vista cristiano y católico, me apasiona la tarea que has llevado a cabo durante estos meses todavía calientes. El sínodo de la familia no ha sido en vano, y estamos a la espera de un documento conclusivo en que propongas tus puntos de vista al respecto y tal vez rescates propuestas que en su momento dejaste caer sobre el tapete de los congregados y algunos prefirieron no escuchar. Tú, tan valiente como sutil, respetas las opiniones ajenas pero no dejas de avanzar en beneficio del cuerpo eclesial, con la mirada puesta en el bien común de la humanidad. Tu poder es "decisión de dialogar con la realidad" para que el evangelio de Jesucristo se comprenda desde una praxis de la esperanza y de la misericordia, siempre en favor de los menos poderosos. Has superado la filtración de documentos secretos vaticanos tomando medidas radicales que han puesto de manifiesto cuánto molestan tanto tus palabras como tus obras. Has sido implacable con los traidores. La curia vaticana intenta retrasar tus medidas para reestructurarla en todos los sentidos, aunque algunos prefieran ponerte palos en las piernas porque está en juego su machito de poder y de doctrina, además del poder económico. Pero tú permaneces fiel a tu programa y descubres día tras día quiénes llevan a cabo esta acción retardataria que afecta al mismo corazón estructural de la Iglesia.

Has llevado a un montón de países y continentes el ánimo de Jesucristo y eso de que la Iglesia es "hospital de campaña" para el dolor humano. Has hablado en foros internacionales en representación de los más pobres, pasando por alto cuestiones de protocolo de los biempensantes. Has llamado blasfemia a lo que es blasfemia contra Dios. Visitas con frecuencia a tu antecesor Benedicto, tan venerable él? y tan escondido. Y en fin, en tu reciente discurso en Navidad, nos has sacado los colores, sobre todo a los creyentes, al invitarnos descaradamente a poner en práctica la sobriedad como estilo de vida, mientras aparecías con un rictus de dureza y contundencia. Se te ha notado un tanto harto de palabrería y falta de ejecución de tus deseos. Ha sido evidente pero tú no nos has fallado en momento alguno. En todo caso, nosotros te hemos fallado a ti con nuestros miedos y reticencias ante tus planes de cambio en la Iglesia y en la sociedad internacional. Debes estar cansado de nuestras reacciones tan pausadas y en muchos casos inexistentes. Y por esta sencilla razón, te notamos un tanto cansado. Es lógico.

Gracias, en fin, por animarnos sin descanso, dejándonos visualizar tus deseos en pequeños gestos del todo significativos que hay que saber discernir. Miradas, referencias, alusiones, intensidad oratoria, precisiones lingüísticas de un preciso subido, y en fin, esa necesidad que muestras de tocar y corporalizar a los pequeños, a los ancianos, a un amigo entre la multitud, a los enfermos, renunciando a los oropeles que te proponen. No quieres triunfar porque quieres servir, pero mientras sirves? triunfas en el corazón de los que son dichosos según el espíritu de las Bienaventuranzas y las obras de misericordia. Capítulo 25 de Mateo. El auténtico juicio de Dios, aunque lo hayamos relegado un tanto al cuarto de los trastos inútiles? Pero tú nunca olvidas nuestra capacidad de frustración y nos animas a permanecer en el empeño por el reino de Dios, que es el reino del verdadero hombre, el hombre justo, libre y pacífico. Cruz y resurrección. En fin, Francisco, gracias por creer en el Señor de verdad y por mostrarnos el camino para creer también nosotros en él: adoración y servicio. En palabras de Arrupe, la justicia que brota de la fe.

Envejeces, claro está. Tu corpachón muestra detalles de cansancio y dificultad de movimientos. Pero yo sé que estás ahí, lo sabemos todos, y somos muchos, una legión, los que estamos contigo para que tus planes vayan adelante en beneficio de la Iglesia y de la humanidad. Ten la seguridad de que no te abandonaremos por muy duras que sean las censuras de quienes se dicen fieles pero no lo son. Tus enemigos ocultos, amparados en razones de implacables derechos canónicos, de doctrinas anquilosadas y de afanes de poder so capa de amores encendidos a la Iglesia. Que no es la del señor Jesús sino la suya, recortada y medrosa. Estás ahí y estamos contigo. Para lo que sea necesario.

Ha sido éste un año dificultoso, pero lo has superado con brillantez. Te espera otro puede que de no menor dificultad. Pero tengo la seguridad de que releeremos La alegría del Evangelio y nos pondremos las pilas para intentar estar a tu altura. De nuevo, gracias. Y no te canses porque tu cansancio sería el nuestro. Por favor. Abrazos fuertes, querido Francisco.

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