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Llorenç Riera

El problema del liderazgo en el PP

El PP se ve obligado a afrontar las próximas elecciones generales con serios problemas de liderazgo. Mariano Rajoy ha colocado mal los comicios en relación al calendario de su propio partido. Es el efecto de los comportamientos de un presidente que tiene tiempos y comportamientos muy personales. La dimisión de Arantxa Quiroga en Euskadi se ha zanjado por la vía rápida con la designación del navarro y ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, para sustituirla. En Castilla-La Mancha casi todo depende de lo que decida hacer Dolores de Cospedal y en Cataluña, al igual que en Balears, reina la interinidad.

Miquel Vidal tiene trabajo suficiente con procurar que los populares de las islas lleguen al próximo congreso sin excesivas fracciones. Debe administrar presiones y templar ánimos en un partido que, de la noche a la mañana, ha pasado de la sumisión a José Ramón Bauzá a la carencia absoluta de líder carismático. La travesía hasta el próximo congreso del PP de Balears sería mucho más sosegada de no mediar las elecciones generales de por medio. Pero la llamada a las urnas se ha hecho para el 20 de diciembre y no queda más remedio que presentar listas para el Congreso y el Senado. Sin órganos de dirección firmes todo se vuelve más incierto y vulnerable. En este punto se halla ahora mismo el PP de las islas. La puerta de las presiones y del juego de intereses, personales y políticos, permanece abierta.

Un sondeo interno realizado por el partido desvela que Mateo Isern es el preferido, en un 70%, para encabezar la lista de los conservadores al Congreso. Cuarenta de los 53 comités locales de Mallorca se han decantado por él. Como era de esperar, entre ellos no figura el de Palma. La capital balear sigue siendo territorio de José Maria Rodríguez y por tanto su comité ha optado por Álvaro Gijón. Mucho más lejos quedan Miquel Ramis y aún Isabel Borrego. Ramis es el actual jefe de filas de la representación balear en el Congreso. Podría repetir en caso de apuro y como hombre de consenso. Se da por supuesto que esta es la opción que él trabajará siempre teniendo en cuenta que hoy Isern es el preferido de forma abrumadora. El exalcalde de Palma permanece en la retaguardia, aún paladeando la derrota de Bauzá. El silencio es su mejor herramienta.

Tras la debacle de las autonómicas y el proceso de evacuación de Bauzá al Senado, un sector del partido intentó forzar la celebración de un congreso extraordinario. Sin embargo, Madrid impuso el criterio de que los congresos regionales deberían celebrarse después de las elecciones generales para así poder centrarse en la preparación de los comicios. Tal como están transcurriendo las cosas, por lo menos en Balears, cabe pensar que esta pudo ser una estrategia equivocada para los intereses del partido. Con el congreso cerrado, el PP ya dispondría de un liderazgo claro capaz de integrar listas fuera de discusión para concurrir a las elecciones de diciembre.

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