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Llorenç Riera

Prioridades fijadas por la escasez

A José Ramón Bauzá no le gustó la herencia recibida del Pacte que le precedió en el Govern. Vivió de esta dieta suicida -los resultados electorales fueron sobradamente elocuentes- durante toda la legislatura. Al Pacte que sucede al último presidente del PP tampoco le satisface la herencia hallada. Deberá procurar, pues, que su efecto no se vuelva en contra suya y le haga acabar igual que Bauzá. Todo el mundo sabe que la situación es precaria. La clave del éxito estará, por tanto, en saber administrar y rentabilizar esta precariedad.

El lamento se queda insuficiente. Ninguno de los componentes del actual Ejecutivo autonómico puede alegar desconocimiento. En consecuencia, la queja no basta para subsistir y ni siquiera excusarse. Se impone, en este sentido, el cambio radical de unos discursos y un modo de hacer política que, por ineficaces y reiterativos, se han vuelto cansinos. La precariedad económica abunda en la Administración Autonómica, y también en las formas de gestión. No se sabe muy bien si lo segundo es más grave que lo primero.

Aparte del conflicto que ha ocasionado entre Govern y agentes sociales, la decisión de aplazar el pago del plus de la carrera profesional a los funcionarios, resultaba apetecible para la afrenta política de escasa consistencia, esa que sólo sirve para echar la culpa al otro. La presidenta Armengol dijo ayer en el Parlament que se debe empezar por el primer escalón, el de quienes no pueden comer y, a partir de ahí, se suben los peldaños de las prioridades con, por este orden, pobres, parados y personas en situación precaria. Pero advirtió que poco se puede hacer desde el "desolado" panorama de 36 millones hipotecados. El argumento de la presidenta se vuelve irrebatible desde el punto de vista del sentido común y la urgencia inmediata. Sin embargo, su verdadero reto estará en saber diagnosticar y afrontar, para su inversión, las verdaderas causas que han ocasionado la desolación actual.

Una oposición sólida y consecuente le ayudaría y animaría a ello. No le sirve, de momento, un PP que tiene mucho que ver con la situación que se vive hoy y a modo de huida hacia adelante, usa a Marga Prohens para elevar el tono de las descalificaciones vacías. En esto también abunda una precariedad que no es tan intrascendente como aparenta.

Deberemos acabar con lo de casi siempre, la raíz de todos los males, llamada mala financiación autonómica. Jaume Font, desde el PI, dio ayer un paso hacia adelante invitando a pedir en los tribunales lo que los ministerios niegan y retienen. Pero Armengol se muestra cauta. Confía en haber desbloqueado algunas inversiones. Lo dicho, precariedad.

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