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Eclipse

Un eclipse de luna, como fenómeno celeste, no es en si mismo prodigioso. Como evento estético tampoco resulta más seductor que, por ejemplo, el paso de una nube entre el sol y nosotros. Lo que otorga poderío a un eclipse de luna como el de anoche es su dimensión mítica, pues la luna, como deidad nocturna, ocupa un sitial en nuestro pensamiento mágico, que asocia su ocultación a cada mucho a sucesos y augurios. En España el eclipse total de luna tuvo lugar entre las 4 y las 5 de la madrugada del domingo al lunes, franja en la que la luna no habrá quedado en la plena oscuridad, sino en una penumbra rojiza a la que se llama "luna sangrante". En ese tiempo (pocas horas después de los resultados de Catalunya) el perfil de la luna no habrá desaparecido del cielo, pero su presencia quedaría difusa y con tonalidad inquietante. Tal vez la lectura del eclipse y la del escrutinio no deban hacerse por separado.

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