Diario de Mallorca

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Llorenç Riera

Riesgo y capacidad de reacción en alta mar

Una travesía marítima en el Mediterráneo se supone, salvo algún temporal puntual, siempre plácida y exenta de riesgo. Los viajes en barco entre Balears y la península gozan de la condición de rutinarios. Su trayecto es corto y casi siempre se avista alguna costa. Dentro de estos parámetros, aliviados todavía por las facilidades de las comunicaciones modernas, no cabe temer que las llamadas de socorro sean desatendidas ni que el auxilio necesario esté lejos. Ayer se demostró que así es, pero también que la rutina y la placidez no son las dos únicas coordenadas posibles en el mar balear. No nos referimos hoy al riesgo probable de prospecciones petrolíferas, que también perdura, sino a accidentes inesperados en el transporte marítimo con serio peligro para las personas.

El ferry 'Sorrento', de bandera italiana, pero operado por Acciona-Trasmediterránea, empezó a arder a las 11,50 cuando se encontraba a 18 millas de sa Dragonera. Un incendio declarado en el garaje de la cubierta cuatro se propagó rápidamente. Buques próximos y los de Salvamento Marítimo pudieron acudir de inmediato en auxilio del barco siniestrado y facilitar la evacuación de los 152 pasajeros y la tripulación. Un helicóptero pudo trasladar a Son Espases a una persona que había inhalado humo y a otra presa de la ansiedad. Fueron dadas de alta al poco tiempo.

Pese al desconcierto inicial, la evacuación se organizó de forma rápida, pero esto no privó a los afectados del susto ni de la odisea de regreso. Las personas que sufrieron el accidente tardaron más de nueve horas en pisar el puerto de Palma. Avanzada la noche, el Sorrento seguía ardiendo en alta mar y fluía el temor por la consecuencia medioambiental del desastre. Será uno de los primeros efectos a controlar, porque en este apartado, precisamente en el Mediterráneo común y turístico, el mal puede ser grave en los albores de una temporada turística sobre la que están depositados buenos pronósticos y grandes expectativas.

El objetivo primordial de salvar a las personas está logrado con éxito. No habrá que lamentar desgracias mayores en un tiempo en que sobran disgustos mayúsculos por accidentes en medios de transporte colectivo.

Las autoridades formaron de inmediato su comité de recepción y solidaridad. Es su obligación institucional y su oportunidad electoral que saben aprovechar. Sin embargo, también habrán de contribuir a despejar qué pasó a bordo del Sorrento para que las llamas se apoderaran tan rápido de él y porqué ocurrió. Pese a que la posibilidad del siniestro fortuito es siempre posible, hay que descartar todos los elementos de la imprudencia y comprobar si las medidas de seguridad estaban establecidas y vigentes. Mallorca no puede prescindir del transporte marítimo. Necesita servirse de él con las máximas garantías, tanto para los pasajeros y tripulantes como para los bienes materiales. También para navegar con rumbo de seriedad y solvencia.

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