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¿Lo sabía todo el mundo?

Ahora resulta que el escándalo del Banco de Madrid no ha sido una sorpresa. La Kutxa, que vendió la entidad a la Banca Privada de Andorra (BPA) con autorización gubernativa en 2011, ya advirtió al gobierno español de las malas prácticas que venía realizando la entidad. La familia Pujol recurrió a la BPA y al Banco de Madrid para legalizar la famosa herencia porque fue el único que cuestionó el origen ilegal de aquellos dineros, y lo mismo hicieron otras fortunas que se acogieron a la última amnistía fiscal? Además, parece que se conocía que determinadas personas de currículum vidrioso utilizaban la entidad con fines poco claros. Además, en febrero el mes pasado el Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias (Sepblac) ultimó un informe exhaustivo en el que se detallan algunas de estas operaciones realizadas por "personas políticamente expuestas (PEP) y empresarios españoles", en el que se señalan 23 operaciones sospechosas por más de 30 millones de euros y se citan a más de cien clientes conflictivos. La fiscalía se ha hecho cargo del caso, que saltó a la luz no por esta investigación sino por la contundente denuncia del Gobierno norteamericano? Habría que preguntarse, en fin, como es posible que un escándalo que no ha sorprendido a nadie haya tenido que estallar por denuncias del exterior y no porque el supervisor, el fiscal o la policía hayan alertado a tiempo de lo que estaba ocurriendo.

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