Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Hay que frenar el salvajismo

Los animales salvajes tienen la fea costumbre de vivir y comportarse como salvajes. Los jabalíes que llegan a los parques o se meten en jardines de las urbanizaciones hacen destrozos, en lugar de hozar con cuidado; los venados sorprendidos por la invernada mueren atrapados en la nieve, en lugar de llamar a emergencias para que les mande un helicóptero; los lobos matan ovejas, sin tomarse al menos la molestia de preavisar al pastor para que suba al puerto; los osos a veces devoran a sus propias crías, sin pararse a pensar en lo mal que casa semejante acción con la paternidad responsable; y hasta las nutrias tienen la desfachatez de acabar con las especies ornamentales que han metido los humanos en los arroyos que eran su hábitat natural. Ante la imposibilidad de reeducarlos e imponer un mínimo sentido humanitario a semejantes salvajes sólo queda actuar como los americanos con los indios.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.