Es un hecho conocido el progresivo envejecimiento de la población española (17 de cada 100 personas tiene 65 ó más años) y que ello lleva emparejada una mayor prevalencia de situaciones de dependencia (el 32,2 % de las personas con 65 ó más años sufre algún tipo de discapacidad), lo que ocasiona que gran parte de los recursos sanitarios y sociales se destinen a la atención de personas mayores y personas dependientes.

El tradicional modelo sanitario está muy centrado en el diagnóstico y la curación de los problemas de salud cuando estos se presentan, pero poco atento a otras necesidades importantes para que las personas dependientes (de forma temporal ó permanente) y pacientes con enfermedad terminal reciban una atención adecuada y la opción de vivir con dignidad y oportunidades de recuperación. Esta cartera de servicios es lo que en la mayor parte de los lugares y administraciones donde se ha implantado se conoce como Modelo de Atención Sociosanitaria.

Si atendemos a criterios demográficos en torno a un 15 % de las población de Balears tiene más de 65 años, y es en este grupo de edad donde la fragilidad, pluripatología, comorbilidad, dependencia y consumo de recursos sanitarios y sociales tiene una especial y notable incidencia y también es conocido como la mayor preocupación de las personas mayores es su propia salud, sobre todo por los temores a que la pérdida de la misma sea un factor de riesgo de pérdida de autonomía y de dependencia.

Es en este contexto donde la continuidad de los Hospitales General y Joan March cobra importancia, ya que son parte vital del Modelo de Atención Sociosanitaria de nuestra Comunidad Autónoma. Nadie discute la necesidad de la Atención Subaguda o Media Estancia (convalecencia, rehabilitación) y de los Cuidados Paliativos, y ninguna Administración Sanitaria, debiera renunciar a la existencia de estos niveles asistenciales, absolutamente necesarios como complemento de la Atención Aguda propia de los Hospitales de referencia de cada Área Sanitaria.

También el uso de niveles asistenciales (Agudos, Media Estancia etc.) es una herramienta básica en la Atención Geriátrica de calidad, y ambos hospitales, muy volcados en la Media Estancia (Convalecencia, Rehabilitación), también en los Cuidados Paliativos, cumplen un papel importante para que la atención a los mayores sea la adecuada. De hecho, esto es así en prácticamente todas nuestras comunidades autónomas y países de nuestro entorno.

Pero es que además, bien gestionada, es una atención eficiente, es decir coste/efectiva. Muchos pacientes que superan la fase aguda de su enfermedad pueden y deben ser trasladados a este nivel asistencial, que de no existir condicionará una estancia más larga en el nivel de agudos. Compárese el coste de una cama en un hospital de agudos y el coste de la misma cama en una unidad de media estancia, y el resultado no admite discusión.

Por tanto que no se cierren, ya que el cierre facilitará el colapso de los Hospitales de Agudos, muchos enfermos estarán inadecuadamente ubicados, perdiendo oportunidades de mejoría y de prevención de futura dependencia, y además resultará mucho más caro. Todo el mundo entiende que se debe ahorrar, pero no se deben cerrar servicios necesarios que bien gestionados son eficientes.

Es la hora de la gestión y no del cierre. Lo que se espera de los poderes públicos es competencia para gestionar con eficiencia los recursos existentes, y con toda seguridad, una buena gestión tanto del sistema tradicional (Hospitales Agudos, Atención Primaria) como del actual Modelo Sociosanitario (Hospital General y Joan March) debe impedir el cierre de ambos Hospitales. Yo estoy seguro que esto último es lo que más pesa en el ánimo de los actuales gestores de la sanidad de nuestra Comunidad Autónoma, y que finalmente ambos hospitales continuarán con su labor asistencial.