'First Dates' está destacando por intentar siempre llevar a parejas que compartan gustos o aficiones. El mundo de los tatuajes es uno de los que el programa presentado por Carlos Sobera intenta explotar. Este fue el caso de Valentina y Pablo, dos jóvenes que llegaban al restaurante más famoso de la televisión en España en busca del amor verdadero.

Valentina es de Colombia, vive en Madrid, tiene 23 años y trabaja como tatuadora y anilladora. Cuenta que se fue a los 16 años de casa y ya ha tenido dos hijos y vivido en varios países. Solo ha tenido una pareja y se suicidió, pero ella se lo toma como una lección de vida.

Valentina y Pablo en la decisión final de 'First Dates' Cuatro

Por el contrario, a Valentina le pareció un poco de principiante que Pablo sacara sus tatuajes de Pinterest y que él no hubiera viajado demasiado a lo largo de su vida: "Está en pañales, le falta mucho por conocer".

Hablando de música, Valentina le contó que hacía sus propias canciones: "Hago trap emo mezclado con rap". Pablo admitió que no tenía "ni puñetera idea" de lo que estaba hablando y que no tenía muy claro lo que era enamorarse, ya que solo había tenido una pareja a los 17 años.

Por su parte, Pablo también vive en Madrid, tiene 21 años y trabaja como camarero mientras oposita. Dice que le motiva mucho el poder de cambiar las cosas y lograr "que el bien sea mayor que el mal". Al ver a su cita, le gustaron sus tatuajes y su rollito alternativo.

La profesión de Pablo

Pablo durante la cena con Valentina en 'First Dates' Cuatro

"No me gusta la policía. Siempre me paran y me preguntan si soy una ex convicta", le dijo la tatuadora a Pablo. Sin embargo, el soltero destacó que quería cambiar el mundo siendo policía. Aun así, la colombiana se mostró contraria al planteamiento de su cita.

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Cuando Pablo le soltó la bomba de que estaba opositando para ser policía, ella no se lo podía creer: "Amigo, hasta luego". Le explicó que la policía siempre le paraba por la calle y la trataba como una exconvicta, y él se aventuró a deducir que era por los tatuajes.

"Conclusión, es un niño". Al final, ambos coincidieron en que tenían ritmos de vida incompatibles y que era mejor cortar por lo sano.