Pasapalabra está viviendo una segunda edad de oro tras la épica victoria de Rafa ante Orestes. Ahora, son Moisés y Óscar los que han enganchado a los espectadores del programa presentado pro Roberto Leal en un duelo que divierte tanto como emociona.

Moisés ya ha sobrepasado el centenar de programas, mientras que Óscar ha celebrado una fecha muy especial en el concurso. Tenemos la sensación de que Óscar lleva en Pasapalabra toda la vida, y en parte es verdad. Su debut en el programa fue en el año 2000, y mucho ha llovido hasta que hemos vuelto a verlo enfrentarse a El Rosco.

En esta nueva etapa que empezó el pasado mes de septiembre, Óscar ha ido día a día ganándose al público. Sus duelos con Moisés son de vértigo, demostrando un altísimo nivel digno de aquellos que ocupan un lugar en el olimpo de Pasapalabra.

Óscar ya acumula 100 programas en Pasapalabra, sus bodas de plata que ha celebrado con un extenso y bonito mensaje en su cuenta oficial de Instagram. “Cien programas en Pasapalabra. No me lo esperaba nunca...”, arranca Óscar, un resumen perfecto de la velocidad con la que han pasado estos programas, el vocabulario que ha tenido que estudiar, el vértigo que se debe sentirse en El Rosco y la vorágine de sentimientos que esto acarrea.

“De victoria, pero también de vicisitud y vaivén. De valentía, pero también de varapalo”, continúa el concursante, porque hay que ser valiente para sacar todas las palabras ocultas en El Rosco, pero los fallos que impiden abrazar el bote son un varapalo para todos.

Y, primero, se acuerda de Moisés, su “compañero y rival” que, con el pasar de los programas, han estrechado el vínculo. Además, le deja un cariñoso mensaje al “veterano y virtuoso” en muchos aspectos: “El mejor espejo en el que mirarse”.

Veinticinco, con la uve de vivencias que ya nunca se borrarán, al margen de que se sumen otras futuras. Veinticinco bienvenidas y veinticinco despedidas de @robertolealg (¡Adió, adió, adió!), un guiño que ofrece calidez, una muestra más de la cercanía que rebosa este talentazo televisivo.

Veinticinco, con la uve de vida, que necesariamente hay que compatibilizar. Quizá sea uno de los desafíos más complejos a los que se enfrenta un concursante: encajar las jornadas laborales y las obligaciones personales con las grabaciones. Todo esto apenas se vislumbra en los programas, pero no lo perdáis de vista. Sed comprensivos y empáticos. Las circunstancias de cada cual no trascienden, y está bien que así sea, pero posiblemente no sean tan sencillas como alguno pueda llegar a pensar.

Por suerte o por desgracia, nuestra vida no está en la televisión, y cuando las cámaras ya no graben, cuando los micros no nos escuchen, tendremos que recuperar las parcelas que ahora compartimos con esta rutina extraña (aunque bienvenida, ojo). Decía Lennon que la vida es eso que pasa mientras hacemos otros planes. Para nosotros, la vida es eso que pasa entre grabación y grabación...

Veinticinco programas, veinticinco ilusiones, veinticinco sueños compartidos. Ojalá lleguen unos cuantos más".