Nadie sospechaba que el presidente valenciano, de apariencia gris y lechosa, tuviera una imaginación extraordinaria y el mismo día del fallo del TSJV prendiera una falla que aún arde: "Se cierra Canal 9". Por primera vez en muchos años, los periodistas de la televisión pública están haciendo periodismo.

A estas alturas, después de dos semanas del anunciado cierre de Canal 9, y con bidones de tinta gastados sobre el asunto, apenas hay algo que decir. Casi todas las voces van contra el pescuezo de Alberto Fabra, el presidente valenciano, de quien salió lo que nadie imaginó. Con el ERE sobre RTVV tumbado por la justicia, el mundo se despejaba para los mil trabajadores obligados a ser readmitidos y se nublaba para los gerifaltes políticos. Lo que nadie sospechaba era que Fabra, de apariencia gris y lechosa, tuviera una imaginación extraordinaria y ese mismo día, el del fallo del TSJV, prendiera una falla que aún arde. Se cierra Canal 9, dijo, y el orbe -salvo la derecha, enardecida- mugió en su contra. Yo lo aplaudo. Con mucho ardor. Paso a desglosar las razones.

A) Los periodistas de Canal 9 están haciendo periodismo por vez primera desde hace muchos años. Los ciudadanos de la Comunidad están viendo en su tele periodismo por primera vez desde hace muchos años. Hay periodistas, incluso, que habrán descubierto por primera vez lo que es el periodismo. Y políticos del partido del Gobierno y el Gobierno mismo que se estén yendo de vareta porque no contaban con que, un ataque tan potente de dignidad, mancillada durante tantos años, se convirtiera en ciclón ingobernable. Cuando no tienes nada que perder, estás dispuesto a ganarlo todo. Y eso hace muy fuertes a los débiles, señor Fabra.

B) Canal 9 es más interesante moribunda y canalla que señorona, altiva e irrelevante. En estos días de libertad y combate ha triplicado la audiencia. Gracias, señor Fabra.

C) Ahora resulta que Fabra es humano y se equivoca, y hasta tiene oposición política, y la audiencia habrá comprobado con sus espantados ojos que existen seres como Ximo Puig, Ignacio Blanco, o Mónica Oltra que ni tienen rabo ni huelen a azufre ni se comen a los niños. Gracias, señor Fabra.

D) La cámara hace un barrido descendente. Acaba la cabecera de Noticies 9 y se ve el plató con los presentadores Amalia Sebastián e Iñaki Espeso rodeados de gente que no tendría que estar allí. Se masca el tenso silencio. Se anuncia el cierre de RTVV. Son trabajadores de la casa. La imagen saltó a cadenas del resto de España y del mundo. Hoy es un icono. Valencia, centro del orbe. Publicidad gratis. Gracias, señor Fabra.

E) Gracias a testimonios como el de Iolanda Mármol, ex corresponsal de Canal 9 en Madrid, se confirma lo que se intuía, la manipulación, mangoneo, descaro, impunidad, y en paralelo, lo grotesco y el servilismo hasta la caricatura, como la orden de retratar a Eduardo Zaplana como a Sara Montiel, sólo desde el lado bueno. Hasta que el dios pasó a ser el Innombrable cuando llegó al poder el Tío Paco. Con Francisco Camps se llegó a una cota de ridiculez comparable al bochorno y falta de respeto al espectador. Por el corresponsal de Canal 9 en Bruselas sabemos del patetismo bribón de algunos consellers y directores generales que, según Vicente G. Devis, llegaban en aviones privados o limusinas, horteras hasta el vómito, fanfarrones de chirigota, que lo trataban como a un empleado diciéndole que les sacara unos planos ante el Parlamento Europeo como prueba televisiva de que resolvían problemas al más alto nivel pero, paletos, sus carísimos informes apenas eran recogidos por el ujier. En la cara b de la astracanada, es decir, en Canal 9, cocinada, el viaje tenía "unos resultados asombrosos para la economía valenciana". Gracias, señor, por la naranjera hilaridad.

F) Resumiendo esas etapas de podredumbre e indecencia, Frederic Ferri, presentador y editor de informativos, entró en directo en Al rojo vivo, con Antonio García Ferreras, en La Sexta, para decir que no todos agacharon la cabeza. Quienes no lo hicieron, o fueron expulsados o desterrados al segundo canal. Y más. Beatriz Garrote, en directo, está frente a la boca del metro. El mejor lugar para reconocer la indigna actitud de Canal 9 ante el terrible accidente en 2006, que había que silenciar siguiendo órdenes "salidas de la Generalitat". Nada podía ocultar la llegada en horas de Benedicto XVI a Valencia, así que muertos e información tenían que esconderse. Había que imponer otra realidad. El desprecio por los ciudadanos, considerados gilipollas, resulta provocador. Lluis Motes, aquellos días, era el jefe de informativos de la cadena. Nuria Romeral, jefa de prensa de Camps hasta 2007, una auténtica escudera de su señor. Gracias, señor Fabra, por hacer que el aire corra y refresque el ambiente.

G) ¿Cuánto tardará Fabra, si se cierra Nou, en empezar a poner ladrillitos para la nueva tele? Gracias por estimular la construcción.

H) Si la radio y la tele públicas valenciana no se cerrara, los trabajadores lo van a tener muy difícil si, por agradecidos, confunden conquista laboral con una nueva etapa de servilismo. ¿O la independencia alcanzada no tiene vuelta atrás? Gracias, señor Fabra.

I) Mande al paro al asesor que le chivó la idea de que es mejor no cerrar escuelas y hospitales que una tele. Con su anuncio, hasta los ciudadanos perecen menos gilipollas. Gracias, señor Fabra.

J) Los trabajadores de IB3 salieron a la calle para solidarizarse. Hacen bien. Es lo de las barbas del vecino. El presidente madrileño, Ignacio González, ya lo ha dicho, "si la justicia tumba el ERE, cierro Telemadrid".

K) Para la derecha mediática, el cierre es glorioso. Federico Jiménez ha llamado héroe a Fabra. Gracias, señor, por querer seguir siendo villano.

L) ¿Serán los trabajadores los que paguen el despilfarro y las directrices torticeras porque diluye la culpa de directivos y asalariados de postín, autistas sólo conectados con sus amos políticos, que ya están en otra órbita invadidos por la amnesia? Si es así, señor Fabra, esta vez no le doy las gracias, ni me hace gracia lo que dice. Es más, busque a sus compinches. Ustedes son los culpables.

La guinda

Germinal

A Mara Torres, Carmen Posadas, Almudena Grandes, Ángeles Caso, y Rosa Calaf, la ONG Paz y Desarrollo les encarga un libro con cinco biografías del mismo proyecto, Vidas en progreso. Cuentan la vida de cinco mujeres de Camboya, Filipinas, o Vietnam. Detrás de la idea, la imaginativa empresa murciana Germinal. ¿Recuerdan la tele invadida por los anuncios de Pastillas contra el dolor? También era de ellos.