Paisaje. Las piedras hechas bancales. Los limoneros revientan de frutos. En los huertos, tomates y pimientos sestean esperando madurar. Las fuentes sueltan sus últimas gotas implorando que la lluvia regrese de su viaje canicular, mientras en el safareig las libélulas rasean con su vuelo en busca del desayuno. El verde de los pinos corona las montañas cercanas y el mar, ¡siempre presente!, como bambalina. Hoy, con esa línea maravillosa donde el azul se hace mar y cielo. La belleza está en la armonía del detalle. Desde la terraza de una de las habitaciones del hotel Maristel contemplo el espectáculo. 

Acabo de llegar y mis anfitriones me están enseñando las dependencias del hotel. Vemos la piscina encaramada sobre un bancal, la zona de yoga con vistas a las montañas, las habitaciones… y al final, como guinda, el majestuoso SPA. Salute Per Aqua! Con una gran piscina, el hammam vaporoso y la sauna. ¡Apetece quedarse!

Una cosa a resaltar de la ubicación del hotel es su cercanía a varias excursiones por la sierra −hay para todos los gustos y condiciones físicas− como ‘Es Camí Reial’ que va desde Estellencs a Puigpunyet pasando por Son Forteza. La ‘Ascensión al Galatzó’, uno de nuestros picos emblemáticos, donde la leyenda se hace enigma. La ‘Subida a la Mola de s’Esclop’ en la que vivió el matemático y astrónomo francés François Arago cuando vino a Mallorca a calcular el meridiano terrestre. ‘Se cases de Planicia’, ancestral possessió, rica en olivar y cereales… y, por supuesto, la bajada al mar, una ruta circular perfecta para hacer con la familia, con una vista espectacular de la Costa de Tramutana.

Después de visitar el hotel, nos sentamos a la mesa del restaurante. Antes de empezar a comer, me comentan: ‘Nuestro nuevo concepto de cocina se basa en los alimentos de proximidad, locales. Queremos hacer una cocina mediterránea, buena, con calidad. Que el comensal se sienta satisfecho’. Empezamos con unas suculentas ‘Raholas’ que se deshacen en el paladar y una ‘Coca de verduras’, con la masa crujiente, muy buena. Luego, degustamos un ‘arroz negro’ en su punto y un ‘Tajine de cordero con verduras’ excelente. Para terminar tomamos algo excelso, ‘une tarte maison’ de limón, que solo por ella vale la pena el viaje a Estellencs.

Comimos, como ven, fenomenal. En la carta del Maristel, por supuesto, hay muchas más ofertas: se pueden tomar como entrantes, por ejemplo, una ensalada ‘Cesar Maristel’ o una ‘Burrata con rúcula y aceite de oliva virgen’. Para compartir, además de las ‘Raholas’ y las ‘Cocas’, hay ‘Hummus’, ‘Alitas de Pollo’, ‘Cazón adobado’… Como platos principales, entre otros, ‘Arroz meloso de bogavante’, ‘Burballes amb all i cirereta’, ‘Pasta alla Norma’… Los ‘Tajine’ de cordero, marinero, de verduras… Y pescados como el ‘Bacalao con Tumbet’ o carnes como ‘La pluma ibérica con cremoso de boniato’.

Sobre la carta de vinos (con precios muy ajustados), quieren especializarse en ofrecer vinos de Mallorca monovarietales. Por ahora, la carta es mixta, con caldos muy recomendables, como el blanco ‘Sitra’, el km1 Rose Callet o los tintos Mr. Ruc y Ribas Sió. 

Con la conversación de la sobremesa, el tiempo huye hacia poniente. Hoy he comido, como he dicho, fenomenal. Les recomiendo el restaurante y, por supuesto, el hotel. No lo duden, ¡repetiran! 

En el detalle está la senda de la belleza.