En estos meses de pandemia, en el mundo del vino español, como ocurre en la mayoría de países con potencia enológica, y en otras actividades económicas, se ha cebado en todos los sectores que lo integran, incluido en el de la prensa, tanto de papel como a nivel informático.

Los expertos en marketing meten también la pata, y más cuando irrumpen en campos en donde la fidelidad del cliente a una etiqueta domina. Y esto está afectando a muchas de las bodegas que renovaron las etiquetas de algunos de sus vinos más demanda. Practica que se ha convertido en un boomerang para varias de las bodegas, muchas de ellas centenarias, que optaron por ese cambio de imagen en sus vinos. Este cambio en las etiquetas de vinos, provoca que clientes de toda la vida, al no reconocer su vino favorito con la nueva etiqueta, cambie de referencia y bodega. 

Panenostro

Aunque una serie de ONGS, tanto a nivel nacional como en Balears cuidan que familias y colectivos con más necesidades no pasen hambre, me vino a la memoria el decreto de la Generalitad catalana invitando a sus gentes, especialmente a los que tenían terrazas, terrados o jardines a criar gallinas, para paliar la falta de carnes y especialmente huevos, tan buscados como escasos, en plena Guerra Civil española. Una historia que conocí por mi padre, si bien en su casa, ubicada en el barrio barcelonés de Sant Gerbasi, decidieron criar conejos, y no gallináceas, por cuestiones logísticas. Como los conejos comen hierba, y esta era abundante en la citada zona.

Por precaución no asistí a la inauguración de la bodega Blanca Terra, como ocurrió con otras invitaciones. Bernat Ferrer, su fundador y propietario, con su hija, María Antonia, y sus nietos Bernat y Joan Sansó Febrer, hicieron de anfitriones a sus invitados, reducidos por medidas sanitarias.

Entre las suspensiones de promociones gastronómicas en la isla, se suma un nuevo aplazamiento de Verema. Igual que otras muchas.

El Colmado Colom ha regresado a la zona palmesana de su antigua ubicación en la calle Sant Domingo. En cuanto al Petit Colom, con sus especialidades y productos, se mantiene en la calle Santa Eulalia.

La Plaça Nova de la Ferrería acogió hace más de un año a Panenostro, contando ya con una fiel clientela. Sus especialidades ecológicas de panes de Xerxa, Espelta, Centeno y algarroba y pasas, crecen en demanda.

Felicidades a la familia Calafat al cumplir su Bodega Jaume de Puntiró, en Santa María, sus primeros cuarenta años. Y parece que fue ayer.