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Fotograma de ’Red Rocket’.Nando Salvá

Crítica de cine

'Red Rocket': el carisma del lobo

Una de las mayores virtudes del filme es el estupendo trabajo del actor Simon Rex cuyo personaje desafía nuestra capacidad de empatía

'Red Rocket'

Director:  Sean Baker

Intérpretes:  Simon Rex, Bree Elrod, Suzanna Son, Brenda Deiss

Año:  2021

Estreno: Viernes 6 de mayo de 2022

★★★★ 


Sean Baker ha dedicado su carrera a retratar con viveza casi táctil, y sin emitir juicios ni caer en el 'miserabilismo' o la condescendencia, a aquellos se buscan la vida en los rincones más depauperados de Estados Unidos. Son gente recurrentemente ignorada por políticos que les prometieron la luna, y en ese sentido no es casual que la acción de su nueva película se sitúe en los prolegómenos de las elecciones presidenciales de 2016; de hecho su personaje principal, un actor porno acabado que regresa al pueblo de Texas donde creció -quienes efectúan trabajos sexuales son presencia habitual en el cine de Baker-, es la viva imagen de Donald Trump: un fulano que se pavonea de éxitos que no cosechó, que embauca a los demás gracias a su astucia a la hora de decirles lo que necesitan oír y cuya fachada apenas logra esconder su naturaleza machista, manipuladora, narcisista y parasitaria. 

En suma, el tipo es una sabandija, un desastre andante que no deja más que destrucción a su paso. Y, pese a lo que la película inicialmente puede dar a entender, Baker no le abre el camino hacia la redención sino que lo guía por el que lo conducirá a probar su propia medicina; y mientras lo hace vuelve a cuestionar sin tremendismos pero con contundencia ese concepto romántico y falaz llamado sueño americano, y a poner en evidencia la impotencia y la frustración que dejaron a amplios sectores de las clases bajas estadounidenses desarmadas frente a los tejemanejes de una antigua celebridad. 

Una de las mayores virtudes de 'Red Rocket' exhibe en el proceso radica en su forma de contemplar a un personaje cuyo comportamiento desafía nuestra capacidad de empatía, en la destreza con la que -en buena medida gracias al estupendo trabajo del actor Simon Rex, cuya trayectoria frente a la cámara incluye escarceos con el cine para adultos- disimula las honduras de su podredumbre moral bajo tales dosis de carisma que resulta imposible quitarle los ojos de encima, y en su extraordinaria capacidad para ir adentrándose en territorios más y más oscuros sin perder, entretanto, ni un ápice de su habilidad en el manejo de la farsa y el humor negro.

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