Emilio Aragón empezó a despejar sus dudas sobre si debía aceptar el encargo de dirigir una película cuando le comentaron que existía la posibilidad de que Robert Duvall fuera su protagonista. Y se disiparon por completo cuando comprobó, tras un día entero en casa del veterano actor (83 años), que albergaban las mismas sensaciones acerca del personaje de Red Bovie que debía interpretar. Era consciente el director de que se trataba de un monstruo de la pantalla, cuya carrera se ha prolongado durante más de siete décadas.

La primera película de Robert Duvall fue la célebre y mítica 'Matar a un ruiseñor', presentada en 1962 y con tres Oscar, donde interpretaba al misterioso Arthur 'Boo' Radley. La última hasta el momento, 'The Judge', está por estrenar. Aunque tiene su propia estrella en el paseo de la fama de Hollywood, no es tan popular como, por ejemplo, su amigo Dustin Hoffman (compañero en las clases de interpretación y con quien compartió piso en sus comienzos) o Gene Hackman, otro de sus amigos de juventud. Pero pocos actores han hecho tantos y tan variados personajes como Robert Duvall. Entre ellos, el que le lanzó a la fama, en 'El Padrino', donde era Tom Hagen, el discreto pero resolutivo abogado de la familia.

Será su personaje preferido.

Pues no, no es ese mi personaje favorito.

¿Y el de Mac Sledge en 'Tender Mercies', su único Oscar?

Tampoco ese.

Y hay que deducir que no será ni el de 'Apocalyse Now', 'La conversación', 'Lenin'..., ni ninguno de los que haya interpretado en las grandes producciones de Hollywood, cuando asegura que suelen gustarle más las películas de bajo presupuesto. Despeje las dudas.

El papel que prefiero por encima de todos los demás es el del cowboy Augustus 'Gus' McCrae en 'Paloma solitaria'.

Google ayuda a descubrir que se trata de un western de aventuras en cuatro capítulos, emitidos por televisión en Estados Unidos en 1989, en el que también participaban Tommy Lee Jones, Danny Glover, Diane Lane y Anjelica Huston. Dirigido por Simon Wincer, ganó varios premios Emmy y le valió un Globo de Oro al mejor actor en un telefilme. Afirma, sin embargo, que en ese mismo nivel de preferencia está Red Bovie, el anciano protagonista de 'Una noche en el viejo México'.

En cierta forma también se trata de un vaquero.

Sí, y es un personaje que llevaba mucho tiempo queriendo hacer. Nació hace 25 años de la mano de Bill Wittliff (autor de la novela en que se basa la película y también del guión de 'Paloma solitaria').

El rodaje sólo duró 23 días.

Y fue bastante complicado, sobre todo si se tiene en cuenta que se hizo en localizaciones de Texas y México y con un calor insoportable. Pero, gracias a la bondad y la buena energía del equipo, superamos los momentos más duros.

Hasta entonces nunca había trabajado con españoles, ¿cómo resultó la experiencia?

Fue estupendo, porque era una gente de primera. No solamente Emilio Aragón, también el director de fotografía, el de sonido, los demás actores (entre ellos, Luis Tosar y Javier Gutiérrez). Y sobre todo Angie (Cepeda, actriz colombiana), que fue clave para llevar a buen término la aventura.

¿Notó diferencias importantes en la manera de trabajar entre los españoles y los estadounidenses?

Hacer una película es sacar adelante un proyecto común, y eso es igual en todas partes. El hecho de que fueran ellos quienes vivieran a Estados Unidos, a rodar en inglés y con una historia tan de aquí, hizo desaparecer las diferencias culturales que a veces son difíciles de salvar. Creo que el equipo español entendió bien desde el principio el contexto en que se desarrolla la historia y que ¬trataba de un hombre con una gran personalidad, y eso es algo universal.

La película habla de vivir con pasión hasta el final.

Sí, pero también de que hay que tener el coraje de hacer lo que quieres hacer y no lo que los demás han proyectado para ti, aunque seas un anciano que se ha quedado sin nada ni nadie.

¿Reaccionaría como Red Bovie en su misma situación?

Me resulta difícil de imaginar, porque yo tengo una vida maravillosa y ese pobre hombre no tiene nada. Pero creo que no actuaría como él. Yo aprovecharía la oportunidad de disfrutar de un nieto al que ni siquiera conocía, me buscaría un lugar donde vivir tranquilo y tal vez una mujer con una edad más acorde con la mía. Definitivamente, me lo plantearía de una manera distinta. No me veo haciendo el loco y arriesgando mi vida de esa manera. Querría pasar mis últimos años en paz.

Ser anciano en los tiempos que corren no es fácil.

Yo lo he sufrido con mi hermano, al que tuve que ayudar porque se encontraba en una situación difícil, y resulta triste. Habría que hacer algo para remediarlo.

Dice usted que se parece poco al personaje de la película, pero es inevitable ver paralelismos entre la relación que mantiene con Angie Cepeda y su vida personal (Duvall está casado en cuartas nupcias con la actriz argentina Luciana Pedraza, 41 años menor que él).

¿Se refiere a la diferencia de edad? En el amor no existe edad. Para mí es tan normal ver a un hombre mayor con una mujer joven como al contrario. Hay que quitarse los prejuicios. En todo caso, ahí acaban las similitudes entre mi vida personal y la película.

¿Alguna vez imaginó que su carrera cinematográfica se prolongaría a lo largo de siete décadas?

En absoluto. Cuando eres joven nunca piensas que serás mayor. Empecé en la televisión con pequeños papeles en todas las series que estaban de moda en los años cincuenta, sin plantearme en ningún momento ni que llegaría a hacer cine, luego las cosas han ido rodadas.

Tiene usted una carrera envidiable. ¿Considera una suerte haber podido hacer tantos papeles distintos?

No me quejo, y me encanta que haya sido así. Si lo pienso, es cierto que he hecho desde políticos, como Lenin o el presidente Eisenhower, hasta un cantante de country y un ranger de Texas; el mafi oso de El Padrino; un militar en Apocalypse Now... Y de lo que me siento más satisfecho es precisamente de haber podido meterme en la piel de tantas y tan distintas personas. La cuenta de sus trabajos cinematográfi cos supera los 50 títulos, sin sumar las obras teatrales y las series de televisión. También ha dirigido El apóstol (1997) y el thriller Assassination Tango (2002), que produjo e interpretó junto a su mujer. Además de Una noche en el viejo México, tiene pendiente de estreno The Jugde, con Robert Downey jr.

Uno de sus trabajos más notables y premiados fue el del cantante country Mac Sledge, cuyas canciones se empeñó en interpretar en la película.

Insistí porque me parecía un poco absurdo hacer de cantante y mover sólo los labios mientras otro cantaba por mí. Así que pedí que lo hicieran constar en el contrato, por si acaso se arrepentían. Me costó mucho esfuerzo, pero valió la pena.

En Una noche en el viejo México sólo canturrea, pero baila bastante. Lástima que no sea un tango. Parece que se le da bien.

Es muy complicado bailar bien el tango y no sé si me atrevería a hacerlo en una película, me costó diez años aprenderlo y lo reservo para mi vida privada. Lo disfruto mucho.

¿Fue gracias a su mujer?

No, fue mucho antes de conocerla. Un amigo me llevó a ver un espectáculo de tango en Argentina y me fascinó. Lo que más me interesa es que no es un baile para exhibirse o hacer espectáculos, sino que tiene un gran componente social. Los argentinos lo siguen bailando todos los días, y no precisamente en los teatros. Es una cosa verdaderamente especial.

Del tango iba el thriller que escribió, produjo, dirigió e interpretó junto con su mujer. ¿Por qué ha dirigido tan poco?

Tengo un proyecto para el que espero conseguir financiación y rodar el próximo año, en el que Luciana será una Ranger de Texas. Pero volviendo a su pregunta, yo para decidirme a dirigir necesito encontrar una historia que comprenda realmente bien y que me guste. Y eso no ha ocurrido demasiadas veces en mi vida.