Un año atrás repasábamos lo que nos había deparado el 2019 sin poder imaginar el cambio que supondría el 2020 para nuestras vidas. Entonces hablábamos de los retos que teníamos por delante sin saber que todo aquello quedaría suspendido por la irrupción de un virus que nos ha infligido un profundo dolor.

Hemos visto como la pandemia golpeaba de manera cruel a las personas más vulnerables, a nuestros seres queridos y a nosotros mismos. Hemos sufrido la pérdida de muchas vidas, que siempre recordaremos, y constatado, como nunca hubiésemos querido, que sin salud no hay nada más.

Y, para contener la pandemia, nos vemos obligados desde hace meses a hacer grandes sacrificios, individuales y colectivos, que nos están poniendo a prueba como sociedad desde el punto de vista sanitario, económico y social.

A nuestras obligaciones diarias, que incluyen ahora las consecuencias personales que ha supuesto la covid-19, se suman otras para mantener la salud pública, necesarias para reducir los contagios y la expansión de una enfermedad que todo el planeta trata de frenar. Nos obligan a llevar mascarilla o a no poder reunirnos con nuestros seres queridos, pero también a restringir el aforo y la actividad de nuestros negocios o empresas. Tenemos la preocupación esencial de mantener nuestra salud y la de nuestro entorno, pero cargamos además con las preocupaciones laborales y económicas que conlleva la crisis provocada por la pandemia.

Invertir en los servicios públicos es la mejor manera de protegernos ante la pandemia y de poder reactivar cuanto antes nuestra economía; Y también es imprescindible proteger a trabajadores, empresas y sectores productivos

Como presidenta de las Illes Balears quiero destacar, y agradecer infinitamente, la inmensa responsabilidad y solidaridad que están mostrando nuestros ciudadanos y ciudadanas. Solidaridad que es y será una de las principales fortalezas con que contamos para poder salir, juntos, de esta situación.

Lo vemos en el ejemplo que nos han dado los sanitarios de nuestras islas, que han trabajado y trabajan incansablemente para cuidar de nosotros. Su vocación y compromiso público nos proporcionan la salud y prosperidad que necesitamos. A ellos, igual que a todos los trabajadores públicos y también a los del sector privado que se mantienen en primera línea, hay que agradecerles que hayan redoblado su esfuerzo ante la adversidad.

Invertir en los servicios públicos es la mejor manera de protegernos ante la pandemia y de poder reactivar cuanto antes nuestra economía. Y también es imprescindible proteger a nuestros trabajadores y trabajadoras, a nuestras empresas y a nuestros sectores productivos ante una crisis que paraliza los ejes sobre los que avanza nuestra economía: el turismo y la movilidad.

Esta protección la hemos aplicado desde el primer momento sobre la base imprescindible del acuerdo y el consenso, en el marco de la Mesa de Diàleg Social. Mi agradecimiento en este caso es también para la responsabilidad mostrada por los agentes sociales, de nuevo, a la altura de las circunstancias.

Un consenso que sustenta también el Pacto para la Reactivación y la Diversificación Económica y Social de las Illes Balears. Es la estrategia que debemos seguir para acelerar nuestra recuperación, y para hacerlo de manera más sostenible y eficiente. Un pacto nacido del consenso entre instituciones, agentes sociales y económicos y la mayoría de los partidos políticos de nuestras islas, a quienes agradezco también su implicación y altura de miras.

Sabemos que aún tenemos por delante meses de esfuerzos y de preocupaciones por la salud y el trabajo de todos y todas. Pero también sabemos cuáles son nuestras fortalezas y cómo aprovecharlas entre todos.