Desde hace tres años la Cámara de Comercio de Mallorca viene desarrollando un programa de ayuda a las mujeres que pretenden abrirse camino en el mundo de la empresa, a través de proyectos únicos y originales. Este programa tuvo especial importancia tras la declaración de la pandemia, que ocasionó la pérdida de miles de empleos y que obligó a muchas trabajadoras replantearse su futuro profesional e iniciar un nuevo proyecto. Hasta la fecha casi mil mujeres han buscado asesoramiento empresarial y prácticamente la mitad de ellas ha iniciado una nueva aventura empresarial.

El estudio “tres años de dona impuls” ha sido presentado esta mañana en un congreso sobre emprendedoras que se celebra hoy y mañana en Palma. Es un acto organizado por el Institut balear de la Dona, con la colaboración de Isba y por la Cámara de Comercio de Mallorca.

A través de este estudio se ha analizado el perfil de las 990 mujeres que han buscado asesoramiento para emprender un nuevo camino profesional. Así, la nueva emprendedora es una mujer de nacionalidad española, de unos 45 años de edad, residente en Palma. Cuenta con amplia experiencia laboral y pretende seguir, aunque por su cuenta, con la misma profesión que ha desarrollado durante toda su carrera laboral.

Pero para emprender una nueva aventura profesional antes hay que superar muchos obstáculos. Hasta ahora, en la mayoría de casos, era necesario contar con un local y con el dinero suficiente para arrancar la empresa. En la actualidad tener un local es algo innecesario, porque muchas de las mujeres emprendedoras de Mallorca están trabajando en casa a través de las herramientas informáticas que les permiten desarrollar una nueva actividad económica. Sobre el dinero, también tienen a su disposición créditos Ico de un máximo de 30.000 euros.

Tras tres años de experiencia, desde que arrancó este programa Impuls, la situación ha ido cambiando y en muchos casos las mujeres han ido reflexionando con más profundidad el proyecto que han ido ultimando. Estas emprendedoras han contado con la ayuda de expertos, que les han ayudado a analizar su proyecto y determinar si económicamente es o no viable. Si es un proyecto que tiene futuro se les ha enseñado a redactarlo y a planificarlo para que tenga más posibilidades de éxito.

Esta mañana la responsable del programa Dona Impuls, Catalina Barceló, ha explicado a las mujeres presentes en el congreso las conclusiones del estudio que recoge la labor desarrollada en estos últimos tres años. El análisis refleja que la brecha de género en el mundo empresarial sigue siendo muy amplia. Y lo demuestra el dato de que, pese a que la mitad de la población son mujeres, apenas el 15% de ellas son trabajadoras autónomas.

Este programa, hasta la fecha, ha conseguido analizar un total de 413 planes de empresa presentados por mujeres emprendedoras. Estos proyectos se han traducido con 87 altas de autónomas.

El perfil de la nueva emprendedora en Mallorca cuenta con una edad aproximada de 45 años. No tiene pensado abrir un local comercial, sino que se ha propuesto trabajar con herramientas digitales. Es autónoma, no dispone de personal permanente y precisa financiación externa para arrancar el proyecto. El negocio que inicia está dentro de los sectores empresariales tradicionales.

Este perfil corresponde a la edad media de la nueva emprendedora, pero también se han impulsado proyectos presentadas por mujeres mucho más jóvenes.

El 70% de mujeres que han impulsado un nuevo proyecto laboral son españolas. El 30% restante proceden de 25 nacionalidades diferentes.

Lógicamente, las nuevas empresarias inician un proyecto pequeño, con la idea de ir consolidando el negocio. Cuando empiezan se convierten en trabajadoras autónomas, sin la ayuda de empleados. Sin embargo, a medida que su proyecto se consolida en el mercado esta emprendedora crea una empresa y se constituye en persona jurídica. El siguiente paso es contratar a un equipo de trabajo permanente con la intención de ir creciendo. Este paso no es fácil y está lleno de dificultades, lo que obliga a estas trabajadoras a buscar una formación constante.

Ahora mismo estas nuevas emprendedoras huyen de construir un local o abrir un establecimiento de venta al público. El objetivo es trabajar en casa o, en todo caso, hacerlo en un espacio compartido. De esta manera se reducen costes fijos de alquiler y se prefiere invertir en web o redes sociales para darse a conocer.

La situación actual también obliga a buscar un cliente diferente. Se busca la dimensión global, que permite la conectividad y así se entra en contacto con un cliente especializado.

En estos tres años de existencia de este programa se ha ayudado a crear unas 400 empresas en 32 ramas de actividades diferentes. La mayoría son negocios de restauración o hostelería, pero también se han creado muchas empresas de consultoría o de bienestar.

Sobre los negocios de restauración se está apostando más por ofrecer una comida saludable, utilizando producto local. Es decir, se pone en valor la economía local y una apuesta decidida por la sostenibilidad. Sobre este concepto también se han creado varios proyectos relacionados con el turismo que apuesta por respetar el medio ambiente.

Catalina Barceló incidió en la necesidad de reflexionar sobre el valor añadido del negocio y estudiar la nueva demanda. En muchas ocasiones el cambio del perfil del cliente ha obligado a muchas mujeres a reinventar un nuevo modelo de negocio para salir adelante. Los asesores de la Cámara de Comercio tienen muy claro que el éxito empresarial pasa por una apuesta por las nuevas tecnologías y proyectos ecológicos y sostenibles.

Con esta labor de asesoramiento se aboga por fomentar la igualdad e impulsar sobre todo el desarrollo económico de las mujeres.