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Seis de los siete médicos jubilados contratados para tramitar bajas. El ausente lo estaba por covid.

SANIDAD

Médicos jubilados al rescate durante la pandemia

Ocho facultativos, siete de los cuales ya habían concluido su vida laboral, han sido contratados por el IB-Salut para tramitar las bajas por covid

El Servei de Salut pasó de comunicar oficialmente la existencia de 70.885 contagios activos por covid-19 el pasado 26 de enero a, de un plumazo, afirmar al día siguiente que tan solo eran 22.809 personas las que estaban pasando de manera leve la enfermedad respiratoria en sus domicilios controlados por los profesionales de Atención Primaria. 

La explicación oficial de la repentina desaparición de 48.076 personas con la infección en curso se limitó a señalar que las cifras oficiales ofrecidas reiteradamente en las semanas anteriores no respondían a la realidad pandémica de esta comunidad, que lo que había ocurrido es que los profesionales de Atención Primaria estaban desbordados y carecían del tiempo necesario para realizar estos trámites burocráticos. Una labor administrativa que los médicos de familia llevan lustros reclamando que se les evite para poder dedicarse más desahogadamente a la actividad asistencial para la que se han formado.

Para suplir esta carencia, el Servei de Salut decidió recurrir a la ayuda de médicos jubilados, solución no muy novedosa ya aplicada ya antes con la falta de enfermeras para vacunar.

Así, decidió reincorporar a siete médicos jubilados y a uno que aún no lo está para agilizar la tramitación de las altas y las bajas por covid-19, trámite que la ley estipula que solo puede hacerlo un facultativo. Eso sí, fue una reincorporación paritaria de cuatro hombres y cuatro mujeres.

Irene Sempere, de 66 años y jubilada el pasado mes de agosto, es una de ellas. Antes de jubilarse trabajó, siempre como médica de familia, diecisiete años en el centro de salud de Son Gotleu, otros siete en el de Sant Agustí y siete más en Palmanova.

«Para poder ayudar a Atención Primaria que se encontraba desbordada y ayudar a nuestros compañeros en los trámites burocráticos de las altas y las bajas médicas para que dispusieran de más tiempo para labores asistenciales», responde la doctora Sempere a la causa que le ha impelido a abandonar la placidez de su jubilación.

La facultativa, que como el resto del equipo de médicos jubilados trabaja con un ordenador y un teléfono en la central covid ubicada en el polígono de Can Valero de ocho y media de la mañana a tres y media de la tarde, asegura que todo el equipo acude cada mañana puntualmente a las ocho.

«Había un tapón muy grande de bajas sin solucionar que databan de finales de diciembre y principios de enero», reitera la doctora Sempere revelando que a todos los jubilados se les ha hecho un contrato extra (porque ya perciben la pensión) de cuarenta días de duración y que se inició el día 20 del pasado mes y concluirá el último día de este febrero.

«¿Que qué nos van a pagar? No tenemos ni idea. Ninguno de nosotros porque lo hemos comentado en alguna ocasión», revela la facultativa.

Su trabajo consiste en cotejar las historias médicas de los pacientes que se encontraban de baja y comprobar la concordancia de las fechas teniendo bien claro que, con ausencia de síntomas, no se podían prolongar más allá de los siete días.

Unas mil altas y bajas diarias

La doctora Sempere cifra en «unas trescientas o cuatrocientas altas y en torno a las 600 bajas diarias las que gestionaba este equipo de personas mayores sobradamente preparadas.

El doctor Sebastià Serra se jubiló en junio a los 65 años y su reincorporación ha sido menos traumática porque acabó su vida laboral oficial en la misma central covid a la que acaba de volver, en ese momento encargándose de las personas vulnerables de las residencias de ancianos. «La doctora Sempere y yo nos hemos jubilado muy recientemente pero los del resto del equipo ya llevan entre 1,5 y 2 años sin trabajar», diferencia. 

«El seguimiento de los pacientes lo hacen los rastreadores, nosotros nos limitamos a estimar si ya están listos para trabajar», acota el doctor Serra cuál está siendo su retorno a un trabajo que, pese a su monotonía, admite que les está dando «vidilla. Llamamos mucho y en alguna ocasión contactamos con algún antiguo paciente, lo que resulta muy agradable».

El ambiente de trabajo es bueno y los resultados ya se están notando. «Ya estamos al día en la tramitación de las bajas laborales», se congratula para acabar el doctor Sebastià Serra.

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