El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, participó ayer dentro del marco de la visita Ad limina, en una reunión con el Papa junto con los obispos de la provincia eclesiástica de Valencia -a la que pertenecen las diócesis de Balears-, y las provincias eclesiásticas de Barcelona y Tarragona.

La audiencia, que tuvo una duración de dos horas y media, fue calificada por Taltavull como «entrañable y muy cordial» y expresó que el Papa, «con su tono y talante cercano, genera un ambiente de confianza». Asimismo, el obispo explicó que todos los participantes en la reunión intervinieron y el Papa respondía y comentaba cada una de las aportaciones, tanto genéricas como concretas, cosa que generó, en palabras de Taltavull, «una conversación muy sincera y un diálogo muy enriquecedor para clarificar, contrastar, donde él ha concretado mucho sus opiniones y sus sugerencias».

Obsequios mallorquines

«Hemos podido hablar de todo lo que íbamos planteando», dijo, pero los temas más destacados fueron el desarrollo de la fase diocesana del Sínodo, la unidad y la comunidad plena y las recomendaciones del Papa sobre la actitud que tiene que tener un obispo para «caminar juntos en línea de Evangelio y comunión eclesial».

A comienzos de la reunión, el obispo entregó al Papa dos paquetes que desde Mallorca le han pedido que le lleve. Uno de los cuales ha sido un paquete con purificadores bordados a mano por la madre de monseñor Antoni Vadell, en agradecimiento por la llamada que el Papa le hizo recientemente para interesarse por la salud del obispo auxiliar de Barcelona. El otro un paquete con libros de autores mallorquines.