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Opinión

El doble de antivacunas que en Galicia o Asturias | Por Matías Vallés

Manifestación de antivacunas en Palma Manu Mielniezuk

Balears va a la cola de España en vacunación, a siete puntos de desventaja de la media estatal. Es decir, encabeza la clasificación de los remisos, insumisos o directamente antivacunas. Conviene remachar este concepto ante las argucias pueriles inventadas para disimular una posición tan poco agraciada.

Durante los primeros meses de la campaña, los heraldos sanitarios regañaron a quienes destacaban el retraso mallorquín, alegando que se debía a que la región tenía una población menos envejecida. Esta fabulación se desmoronó en cuanto hubo resultados por edades, con Balears a la cola en todos los segmentos, con independencia de su población juvenil.

Vino después la excusa de que faltaban vacunas, también ridiculizada ahora porque a Balears le han suministrado 300 mil dosis más de las inyectadas, según los datos tabulados ayer mismo por el ministerio de Sanidad. Para zafarse del farolillo rojo inmunitario, se ideó a continuación la treta de adelantarse a otras comunidades en la vacunación de los escalones más jóvenes, 40 a 49, 30 a 39 y así sucesivamente. El truco funcionaba unos días, pero pronto Balears perdía fuelle en cada peldaño.

El arma nuclear para desarmar las estadísticas traicioneras iba a consistir en desacreditar a lo grande el censo balear, que estaría inflado. Fantástico, un argumento irrefutable porque constata una falsedad, y unas autoridades que no saben ni los habitantes de su comunidad. Por desgracia, también esta fantasía queda desmantelada al observar que autonomías de población dispersa y censos escarpados, como Galicia o Asturias, tenían la mitad de ajenos a la vacunación que Balears. Algo habrán hecho bien los otros, y viceversa.

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