El debate sobre la juventud abrió el pasado martes 5 de octubre el Cicle Reptes Socials a Balears orgaizado de forma conjunta por Fundació La Caixa y Diario de Mallorca. Esta primera cita convocó en CaixaForum de Palma a la educadora Mari Cruz Briz, de Cooperativa Jovent, a la psicóloga infanto juvenil Sara Mesa León; al policía de menores y fundador de la asociación Educando Proteges, Silvestre del Río y al coordinador jurídico del área de Infancia y Familia del IMAS, Juan José Sánchez. La periodista Marta Ferrer Oliver fue la encargada de conducir el coloquio.

Sergi Loughney Castells, director de relaciones institucionales del Grup Fundació La Caixa;fue el encargado de dar la bienvenida a ponentes y público mostrando un lienzo con marcados contrastes entre la esperanza y el pesimismo. Loughney se refirió a las dos crisis con las que han tenido que lidiar los jóvenes de hoy, la de 2008 y la de la covid 19; y mencionó un informe de la Unicef que revela los altos índices de enfermedad mental entre la población joven de los países occidentales.

Por su parte, Marisa Goñi, directora de Diario de Mallorca, recordó que la juventud, a pesar de estar muy bien preparada, se halla «ante un precipicio que angustia», pero al mismo tiempo se mostró optimista al afirmar que «esta juventud cambiará cosas del mundo y abrirá caminos».

Los ponentes convocados coincidieron en que la precariedad laboral, la incertidumbre ante el futuro, el elevado coste de la vivienda o la falta de oportunidades laborales; son algunos de los grandes problemas a los que se enfrentan los jóvenes en la actualidad. De mismo modo, todos reconocieron la responsabilidad de familia, escuela y sociedad en general para dotar a este colectivo de las herramientas necesarias para enfrentarse al mundo.

«La juventud no es mejor ni peor que la de antes, es diferente y se encara a otras circunstancias»

MARI CRUZ BRIZ - Cooperativa jovent

En este sentido, Mari Cruz Briz inició su intervención señalando su deseo de «dar voz a un colectivo de jóvenes en riesgo de exclusión social debido a su fracaso escolar». Briz destacó que los programas laborales, de inserción sociolaboral y los ensayos profesionales desarrollados en la cooperativa Jovent son una segunda oportunidad para estos chicos que «necesitan un camino para volver» al sistema. Briz destacó que en Jovent se sienten «acogidos y acompañados» e insistió en dar un mensaje alejado del pesimismo o la generalización:«La juventud no es mejor ni pero que la de antes, es diferente y se encara a otras circunstancias». Manifestó la importancia de «tener referentes que les acompañen, de crear un vínculo en un entorno seguro en el que no les pongan etiquetas». 

Por su parte Silvestre del Río refirió que debido a su experiencia de más de 17 años como policía de menores en Marratxí «estoy empapado de los problemas de los adolescentes». Es por esto que se mostró contundente al afirmar que «el problema somos los padres, están fallando las familias porque no somos conscientes de los cambios de la sociedad». Del Río expresó la necesidad de «ir de la mano y trabajar en bloque» de todos los agentes implicados porque estas problemáticas «no las podemos resolver solos».

«El problema somos los padres, porque no somos conscientes de los cambios de la sociedad»

SILVESTRE DEL RÍO - Policía de menores

Juan José Sánchez coincidió en la importancia de llevar a cabo una labor conjunta y destacó que «nosotros no somos la solución». Sánchez apuntó que «los jóvenes necesitan seguridad y referentes. Ahora todo es muy cambiante. Antes había más estabilidad». Así mismo recordó que el servicio de Infancia y Familia del IMAS actúa en «situaciones extremas» y subrayó que esas acciones «están regladas por mecanismos jurídicos. «Actuamos en el entorno familiar y cuando esto no es posible actuamos fuera de la familia para ver si se podrán integrar de nuevo». 

Vivir el aquí y ahora

Sara Mesa León combino en la necesidad de cubrir la parte de la educación emocional y dotar a los jóvenes de herramientas para gestionar esas emociones. Recordó que esta es «la generación del cambio de siglo, viven el aquí y ahora, en lo efímero y tienen unas motivaciones sociales muy profundas». La psicóloga señaló que durante el confinamiento había aumentado la preocupación, el aburrimiento y el estrés entre los jóvenes al tiempo que se había dado un aumento en los intentos de suicidio. Si bien Mesa León admitió que algunos trastornos se incrementaron durante la pandemia, también aclaró que en su mayoría han sido casos limitados al tiempo de la cuarentena. De cualquier forma, la profesional quiso apuntar que durante el confinamiento también se habían dado situaciones positivas: «Han aprendido muchas otras habilidades. Lo que necesitamos son herramientas para adaptarnos a la situación».

«Son la generación del cambio de siglo, viven el aquí y ahora, y tienen unas motivaciones sociales muy profundas»

SARA MESA LEÓN - Psicóloga infanto juvenil

«Al principio, descubrieron que tenían padres», dijo del Río sobre la experiencia de muchas familias durante el confinamiento. Si bien este tiempo compartido en casa fue una oportunidad para el acercamiento, en algunos casos también fue el detonante de la violencia doméstica y de género. En cuanto al tiempo que pasaban los jóvenes frente a las pantallas, del Río recordó que «el consumo de Internet tiene muchos riesgos y durante la pandemia ha aumentado el tiempo que han estado expuestos al peligro». Del Río mencionó casos de jóvenes que no han querido regresar a la normalidad y por ello propuso intentar «que lo hagan de forma escalonada». El policía tutor también lamentó el aumento de autolesiones, intentos de suicidio y de trastornos de la alimentación. «Confunden la vida real y la digital y están eligiendo esta última», advirtió del Río. 

Mari Cruz Briz destacó que en el caso de los usuarios que se forman en Jovent «prefieren la presencialidad, nuestros cursos son muy prácticos y también porque socializan». Briz expuso que la entidad tuvo que hacer un esfuerzo ingente durante el confinamiento para superar problemas como la falta de conectividad o de dispositivos de algunos alumnos. «Hubo dificultades formativas, emocionales y económicas. Pusimos la maquinaria en marcha para asegurar lo que llamamos el «triángulo del bienestar». No había solo una brecha formativa sino en todo el conjunto», recalcó. 

Sánchez señaló que el confinamiento y la pandemia han condicionándola fórmula del acogimiento familiar. «Se hace un trabajo muy importante para integrar a chicos y chicas en familias. La pandemia tuvo un impacto. Además del aislamiento en sí, la salida del centro ha sido un proceso más lento». 

«Los jóvenes necesitan seguridad y referentes. Ahora todo es muy cambiante»

JUAN JOSÉ SÁNCHEZ - Área de infancia y juventud del IMAS

Comprender su realidad

El confinamiento ha venido a acelerar elproceso de digitalización en el entorno laboral y escolar. En este sentido del Río recordó que esta tendencia ya era ascendente antes de la pandemia. «Los jóvenes viven por y para las redes y los likes. Su toma de decisiones está condicionada para encajar. Los padres lo vemos como algo horrible, pero hay que preguntarse hacia donde va todo esto», argumentó del Río. El policía insistió en que «ellos viven en la era de Internet y se relacionan así. Sus problemas a veces empiezan en la vida digital y se trasladan a la real. Tenemos que entrar en su mundo para entenderlo y poder acompañarles», reflexionó.

Sara Mesa dijo que relacionarse es la prioridad de los adolescentes. «Hay que ver si Internet interfiere en su vida diaria, si no hay un uso funcional y seguro». En este sentido Mesa recordó que «los jóvenes son autodidactas, han desarrollado habilidades. Si no entienden algo o quieren aprender algo, buscan un vídeo en Youtube», pero se refirió a la brecha digital y a la falta de medios como una de las causas del abandono escolar. Por otra parte señaló como dato positivo que durante el confinamiento padres e hijos han tenido la oportunidad de conocerse mejor.

Los expertos coincidieron en que la diferencia entre el abuso y el buen uso de las redes se halla en el conocimiento: «El gran reto es que conozcan los límites y hagan un buen uso, que sepan que hay una línea que separa lo público de lo privado». Del Río advirtió que a pesar de que entienden que una vez publicada una foto, pierden el control sobre ella «muchos lo hacen para encajar. Quieren seguir los valores que les hemos transmitido, pero también quieren ser populares. El trabajo aquí es colectivo. Han de tener pensamiento crítico y sentirse valorados», argumentó. 

Adaptarse a un nuevo tiempo

«La sociedad de hoy no es como la de antes. Los trabajos no son para toda la vida, acceder a la vivienda no es tan fácil y las relaciones personales no son tan duraderas. Son otros tiempos y hay que adaptarse», resumió Mari Cruz Briz. «El futuro está por llegar, hay que construirlo. Que sea inclusivo y equitativo, que las personas sean resilentes. Los jóvenes necesitan personas a su lado que sean referentes». Por su parte Juan José Sánchez coincidió en que «el futuro está en la capacidad de adaptación» y señaló la importancia de que «no se estigmatice a los jóvenes». Sánchez señaló los diferentes programa de emancipación que el IMAS tiene en marcha para los jóvenes tutelados, una vez que cumplen la mayoría de edad. Del Río también se mostró optimista frente al futuro: «Necesitamos adaptación, estamos en una época de cambio y ellos van a hacer grandes cosas, mucho mejor que nosotros». 

Sara Mesa señaló que ha habido un cambio a peor en lo laboral, los jóvenes tienen debilidades y amenazas, pero también fortalezas y oportunidades. «A partir de aquí hay que construir, potenciar la ayuda a las familias. Los jóvenes necesitan una base clara, que las familias sean un referente y una autoridad moral».