Antoni Fullana Moragues, canónigo de la Catedral de Palma, falleció ayer a los 89 años. Nacido en Santa Margalida, era un melómano empedernido y todo un personaje. Culto y sibarita, siempre estuvo ligado a la caja diocesana, en donde trabajó durante décadas y siguió yendo a diario tras su jubilación, convirtiéndose en uno de los sacerdotes más peculiares de las oficinas de la Casa de la Iglesia, en la calle Seminari de Palma.
Mosén Fullana murió en la Clínica Rotger, donde llevaba un tiempo ingresado tras un deterioro de su salud que se aceleró con la reciente muerte de su hermana Margalida, a la que siempre estuvo muy unido.
Le gustaba viajar e ir a la ópera de medio mundo, y de joven se prodigaba en actos de vida social. Cada primer domingo de septiembre no fallaba al oficio solemne de la Beata en su pueblo natal. Su funeral será mañana a las 19 horas en la Seu.
