Los asistentes del obispo de Mallorca en el altar que se han vacunado contra la covid junto a Sebastià Taltavull en la residencia para sacerdotes diocesana están a sueldo de la Seu de Mallorca. El Cabildo confirmó ayer por medio de un comunicado que «los dos sacristanes han recibido la vacuna», tal y como adelantó ayer este diario, y explica que ambos están «en nómina de la Catedral». Según su versión, más que con el prelado al que asisten en todas y cada una de las misas que oficia, ambos sacristanes están «en estrecho contacto con los residentes, las religiosas y el resto de empleados» de la citada Casa sacerdotal.

Sebastià Taltavull se vacunó irregularmente los días 5 y 27 de este mes, colándose entre el clero y el personal que reside y trabaja respectivamente en la Casa sacerdotal de la diócesis, con cierta consideración de residencia de mayores solo a efectos de la pandemia.

Monseñor Taltavull no vive en dicha casa ni la frecuenta; el prelado desayuna, almuerza, cena y habita en el Palacio Episcopal, por lo que su vacunación allí ha originado una sonora polémica ante los abusos de políticos y militares que se han aprovechado de su estatus para inmunizarse frente a la covid-19, en un contexto de escasez de fármacos y saltándose el protocolo fijado por las autoridades sanitarias.

Al igual que Taltavull, los sacristanes de la Catedral -tienen en torno a los cuarenta años y tampoco viven en la Casa sacerdotal donde fueron vacunados- también recibieron las dos dosis preceptivas para la inmunización. El Obispado en un primer momento intentó vender una pretendida adscripción de Taltavull a la residencia de curas, para tratar de justificar su inclusión en el listado de vacunados.

El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, se pone la segunda dosis de la vacuna

El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, se pone la segunda dosis de la vacuna M. Mielniezuk

Del mismo modo, el Cabildo que preside el canónigo Teodor Suau afirmó ayer que «la autoridad sanitaria prevé la vacunación de todas aquellas personas que trabajan en la Casa sacerdotal» de la diócesis mallorquina. La propia conselleria de Salud ha reconocido que es incapaz de controlar la picaresca en el reparto de vacunas en residencias de Mallorca.

En una cuidadosa redacción, para evitar referirse al contrato laboral directo, el Cabildo añade que «es la entidad que financia la Casa sacerdotal de Sant Pere y Sant Bernat de Palma». Afirma que «determinado personal en nómina de la Catedral –entre otros, los dos sacristanes que han recibido la vacuna- realiza diariamente tareas laborales en la Casa sacerdotal, en estrecho contacto con los residentes, las religiosas y el resto de empleados». «Por esta razón», prosigue, «los dos sacristanes que no son asistentes del señor obispo sino trabajadores de la Catedral y de la Casa sacerdotal», se han vacunado en esta última. En su condición de sacristanes, la labor de los asistentes vacunados del obispo Taltavull en cualquier liturgia catedralicia, así como en otras iglesias de Mallorca, es observada por todos los fieles y está ampliamente documentada en multitud de fotografías y en los archivos de IB3, que retransmite en directo la misa dominical.

El Cabildo no hace mención alguna sobre si ese «determinado personal» restante «en nómina de la Catedral» también se ha puesto la vacuna a cargo de la sanidad pública balear. Tampoco especifica qué «tareas laborales» en concreto llevan a cabo los dos asistentes del prelado en la referida Casa sacerdotal, ni cuál es su formación profesional para «trabajar» en un centro con ancianos de más de 80 años.

Desde que estalló la controversia, Sebastià Taltavull ha cancelado su agenda pública y al parecer se ha retirado unos días al santuario de Lluc, donde el obispo sí tiene unos aposentos que frecuenta a menudo cuando busca tranquilidad.