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Nueva normalidad

Los incidentes con pasajeros conflictivos se desploman en una Mallorca sin turismo

Son Sant Joan pasa de ser el segundo aeropuerto con más problemas con pasajeros borrachos e incívicos a ocupar el octavo lugar

Los incidentes con pasajeros conflictivos se desploman en una Mallorca sin turismo

Este verano Son Sant Joan, a pesar de esas imágenes de salas de embarque abarrotadas en momentos puntuales, es un aeropuerto fantasma. Tanto que los incidentes que protagonizan cada año, sobre todo en la temporada alta, pasajeros borrachos e incívicos en general que protagonizan altercados abordo de los aviones casi se han extinguido. En los siete primeros meses del año solo se han registrado tres denuncias, frente a las 174 de todo 2019. El aeropuerto de Palma pasa de ser el segundo aeropuerto con más viajeros conflictivos a ocupar el octavo puesto, por mor de la caída drástica del tráfico aéreo en un 2020 sin temporada turística.

La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), el organismo dependiente del ministerio de Transportes, Movilidad y Agencia Urbana -que por cierto, aún no ha actualizado en su web la nueva nomenclatura del departamento que dirige José Luis Ábalos- contabiliza periódicamente los incidentes en el aire de los que, eufemísticamente, denomina pasajeros disruptivos: aquellos con comportamientos inapropiados durante los vuelos hasta el punto de que ponen en peligro a todo el pasaje, y en primer lugar a las tripulaciones que los tienen que enfrentar.

De enero a julio, AESA ha registrado 119 denuncias en los aeropuertos españoles, frente a las 853 del ejercicio completo de 2019.

Los pasajeros ebrios que fuman en el avión y causan alborotos con peleas abordo pueden enfrentar multas de hasta 5.000 euros. Si el incidente es de tal gravedad que supone la desviación del vuelo, el viajero tendrá que asumir ese coste.

Los aeropuertos del Mediterráneo son los más conflictivos por su alto tráfico durante el verano. Sin embargo, con el batacazo de esta temporada, que no arrancó hasta julio, tras la apertura de fronteras, Barajas se erige como el aeródromo con mayor número de denuncias hasta julio, con 30, cuando el año pasado fue el tercero en ese deshonroso ranking, con 110 denuncias.

Alicante, el de más incidentes en 2019, con 192 denuncias, pasa al segundo lugar, con 15 en los siete primeros meses de este año. Le sigue el de Málaga, con 14 ( el año pasado fueron 104).

Tras los aeropuertos de Tenerife Sur, Gran Canaria, Barcelona y Sevilla, aparece el de Eivissa, que con 4 denuncias (tantas como el de Valencia) -frente a las 10 que tuvo el año pasado- adelanta a su hermano mayor Son Sant Joan. En Palma ha habido 3 denuncias, las mimas que en Fuerteventura. Y en Maó, ninguna.

Otra de las estadísticas de AESA muestra el número de denuncias por pasajeros desembarcados de las aeronaves: a nivel estatal han sido 22 en este año extraño con aeropuertos bajo mínimos, cuando en 2019, año de récord turístico, y de algarabías etílicas e incidentes en el aire, fueron 150. En Son Sant Joan únicamente se ha desalojado del avión a un viajero, el año pasado fueron 8.

Hasta junio AESA ha impuesto sanciones por 148.000 euros.

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