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Los vuelos en jets privados se disparan en Son Sant Joan

En Mallorca se ha desatado la fiebre del mercado inmobiliario de la pandemia, se buscan casas aisladas para comprarlas y confinarse durante el duro medio año de coronavirus que se avecina

Los vuelos en jets privados se disparan en Son Sant Joan

No esperen encontrarse a Michael Douglas en su próximo vuelo comercial. Ni a los nietos de Juan March Ordinas, ni a hoteleros como Miguel Fluxá. Ni a cada vez más gente, porque los vuelos en jets privados se dispararon en julio en Son Sant Joan por motivos estrictamente sanitarios. Un signo externo de opulencia se ha transformado en un síntoma del pánico al contagio del coronavirus.

Los ricos siempre han querido guardar las distancias respecto a las clases inferiores, y quién se atrevería a reprochárselo. Sin embargo, aquí no trasladamos impresiones, eso lo dejamos para el Govern que sigue prometiendo una temporada turística. Aquí damos cifras. En las primeras tres semanas de julio, la llegada de reactores privados a Palma experimentó una subida del veinte por ciento, que se traducen en seis vuelos diarios más que en 2019. Los datos proceden de WingX, un importante grupo monitorizador del negocio aéreo.

Nadie fácil de convencer leería esta página, por lo que vamos a recordar que WingX atribuye a Nueva York un descenso del 32 por ciento en el tráfico de reactores privados durante las mismas semanas de julio. Ahora viene cuando un pobre inocente plantea que sus millones y reactores no libran a los afluentes de la cuarentena, en cuanto aterrizan en la Inglaterra de Boris Johnson procedentes de Palma. Por favor, eso se evita fácilmente con una escala en Francia que borra tu ascendencia española.

Los ricos confían en que el distanciamiento social disminuya la probabilidad de un contagio. Lo cual debe recordarnos que en los años del sida también se nos aseguraba que los promiscuos arrostran mayores riesgos que los monógamos. Por supuesto, siempre que tu pareja no estuviera infectada, en cuyo caso el poliamor era más ventajoso epidemiológicamente.

Mallorca siempre consigue mantenernos despiertos. ¿Por qué sube la aviación privada en Palma y retrocede en Nueva York? Esperaba esta pregunta. Porque el incremento de reactores privados en Son Sant Joan está ligado a que en Mallorca se ha desatado la fiebre del mercado inmobiliario de la pandemia. Se buscan casas aisladas, para comprarlas y confinarse durante el duro medio año de coronavirus rebrotado que se avecina. Pasada la peste, las mansiones serán revendidas.

Siempre dispuestos a echar una mano a la concentración de la riqueza, aportamos algunas joyas. ¿Cuánto cuesta una fuente seca? Cuatro millones de euros. ¿Cuánto cuesta una granja en la Tramuntana? Doce millones y bajando. ¿De qué color son los bufés que se sirven en la Autoridad Portuaria? Menudos progresistas, los cabezas de turco de la derecha más rancia.

Si a nosotros nos da pereza viajar, por qué esperamos un comportamiento diferente de nuestros vecinos españoles. En la imagen que hoy nos ilustra, entresacada y atribuida al último sondeo del CIS de Pedro Sánchez, queda claro que solo uno de cada nueve españoles mantiene inalterables sus vacaciones a raíz del coronavirus. Y lo más probable es que estos resistentes piensen desplazarse en coche privado, por lo que tampoco nos sirven ni como turistas.

Luis Gallego, consejero delegado de Iberia, British Airways y tal vez de Air Europa, declara que la fusión con la familia Hidalgo pretende "situar al aeropuerto de Madrid donde le corresponde, entre los primeros del continente". En efecto, Mallorca pinta cada vez menos en los negocios que un día fueron sustanciales en su estructura. Es el fin.

Roselyne Bachelot es la ministra de Deportes de Nicolas Sarkozy, y antes de Ecología de Jacques Chirac, que fue condenada por acusar de dopaje a Rafael Nadal. Pues bien, Emmanuel Macron, que llamó ciudadano francés al tenista mallorquín por sus triunfos en Roland Garros durante una cena de gala en el Elíseo con Felipe VI, la acaba de colocar al frente del ministerio de Cultura tras implorarle que aceptara el cargo. La política conservadora es una amante de Cataluña, habitual del festival anual consagrado a Pau Casals en Prada.

Reflexión dominical ingerida: "Volgueren empeltar-me d'espanyol a l'escola". (Jaume Caldentey, Mestall).

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