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Opinión

PSOE y Més, con Gual de Torrella

PSOE y Més, con Gual de Torrella

El Govern mantiene al aristócrata Juan Gual de Torrella donde puede hacerle más daño. Sin novedad, es el comportamiento habitual de los ejecutivos autonómicos atrapados en casos de corrupción. Dado que el presidente detenido la semana pasada no representa a nadie, y que obtendría un rechazo masivo en cualquier votación alrededor de su persona, corresponde a Francina Armengol justificar el nombramiento, comportamiento y mantenimiento de su subordinado. Y por el bien de la presidenta, le conviene no haber desparramado secretos de Estado en la extraña intimidad que ha desarrollado con su apuesta personal.

Sin embargo, Armengol se ha desembarazado de la responsabilidad que afronta inevitable, al indicar que su favorito "dará las explicaciones oportunas". La presidenta ha de aclarar si esta graciosa concesión se extiende a todos los detenidos por la Guardia Civil por presuntos delitos. Y si en el caso de la Autoridad Portuaria también montará un minuto de silencio, por si las cantidades supuestamente defraudadas han impedido la compra de respiradores para los ancianos coloreados en las residencias de la tercera edad.

Sin embargo, la mayor garantía de la inocencia absoluta de Gual no reposa en la predilección que Armengol muestra hacia su persona, sino en la continuidad en el consejo de la Autoridad Portuaria, a novecientos euros la reunión, de los dos consejeros de Més que sin duda sometieron ayer a Gual a un tercer grado. Si el presidente de Ports ha convencido a los intocables Neus Truyol y Antoni Alorda, a la fuerza ha de ser inocente de todos los cargos presentes y futuros que se viertan sobre él. No puede ser de otra manera, por tratarse del partido especializado en la expedición de certificados de patriotismo. Si se despistan, entre Armengol y Gual conseguirán que los manejos de la Autoridad Portuaria se conviertan en un escándalo ecosoberanista.

A falta de aclarar si Marc Pons y Pilar Costa ovacionaron a Gual o se limitaron a unos aplausos protocolarios, PSOE y Més avalan al presidente de la Autoridad Portuaria. Como mínimo, deben celebrar una gestión que encaja con las previsiones que ambos partidos efectuaron al entregar un tesoro público a un gestor acuciado por deudas personales millonarias. Y para que a la izquierda le quede claro quién manda aquí, Gual comió ayer en el hotel Portitxol, simbólico por tantos motivos, con José Llorca, el presidente de Puertos del Estado de Mariano Rajoy. Existiendo un PP, para qué se necesitan más partidos.

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