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En estado de alarma

"No sé si mis amigos vendrán"

Mientras en el Parlament el PP pedía la dimisión de March, en los colegios algunos alumnos se reencontraban 87 días después

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Coronavirus en Mallorca: Muy pocos niños acuden a las tutorías y sesiones de refuerzo

Hacía 87 días que Ainara no pisaba su colegio, el Infant Felip de Es Molinar. A las 8,55h estaba frente a la puerta: con mochila, como siempre, y con mascarilla, la novedad. La pequeña, alumna de 3º de Primaria, decía estar concienciada de que hay que lavarse las manos, mantener la distancia...

"Antes de venir le he mirado a ver si tenía fiebre, con la mano en la frente", explicaba su padre, Toni, que pidió que su hija acudiera al centro al creer que le iría bien "un poco de refuerzo". Indicaba que más o menos se las han apañado durante el confinamiento para acompañarla con las tareas que le iban mandado: "Aunque claro, no somos maestros, yo solo tengo la EGB, hemos hecho lo que hemos podido".

Para Ainara, y para la mayoría de niños que ayer fueron a las tutorías y sesiones de refuerzo ofrecidas, la preocupación era una, básica y crucial: ¿Vendrán mis amigos?

Al final, al CEIP Es Molinar en el primer turno asistieron solo cinco alumnos de seis cursos: Ainara, Fermín y Garazi, y Héctor y Matías. La puerta se abrió y los niños entraron mientras los padres veían cómo se alejaban desde la calle, hasta que una profesora les animó a entrar al patio con una sonrisa que se percibió cálida a pesar de estar bajo la mascarilla.

El escenario era casi irreal: un colegio desierto, muy silencioso, con solo cinco niños cuando normalmente son más de 400. Miquel Àngel Marín, director del centro, supervisaba la llegada. No faltó nada de la 'nueva normalidad': en la entrada, la mesa con mascarillas y gel; en el pasillo, una alfombra que desinfecta los zapatos; en un aula, el espacio habilitado por si han de aislar a un posible contagiado.

Marín no puede ni pensar en cómo será el curso que viene: "Es que no quiero ni pensar en qué anunciarán la semana que viene", apuntaba, refiriéndose a la rapidez con la que han tenido que organizar la fase 3, a las declaraciones contradictorias y a la falta de información y de algunos recursos (como las mamparas).

Precisamente, poco después de que estos chavales entraran al colegio, Martí March, conseller de Educación, se enfrentaba en el Parlament a los ataques de la exconsellera del PP, Núria Riera, quien le pedía la dimisión tras las críticas del sector: "Haga lo que pueda estas dos semanas y después váyase a su casa". March replicó a Riera que mirara qué se está haciendo en las comunidades gobernadas por el PP: "La distancia es sideral".

Mientras, ajenos a reproches y polémicas, en el CEIP Es Molinar, los niños se empapaban de normas higiénicas (como que mientras estén en el centro se han de lavar las manos cada 15 minutos) y hacían una redacción sobre cómo se han sentido durante el confinamiento.

"Me he sentido triste porque no podía ver a mis amigos", escribió Garazi, "y no podía hacer nada de lo que me gusta de deporte". "Me he sentido aburrido", decía su hermano Fermín, que "no se ha divertido" durante el encierro aunque se puso contento cuando por fin pudo "ir a patinar".

Ayer estos hermanos también se pusieron contentos con la visita al colegio. Aunque fue solo por una hora y media, salieron alegres por haber estado con otros niños, por haber visto a sus profesores, por haber pisado su colegio, 87 días después.

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