Hacía años que no veíamos a la izquierda perder en el Parlament por 29 a 30 ante aquel aplastante PP de Jaume Matas, convertido hoy en irrelevante con Biel Company. Creíamos que de tanto sufrir ese 29-30 Francina Armengol habría aprendido algo, pero se ve que no. Los fallos de Pilar Costa -debe ser que Cultura le ocupa demasiado, ja ja ja- le costaron ayer caros a la presidenta: el Pacto fue a pleno sin tener el PSIB garantizado el voto de sus socios de Més per Menorca -brillante, una vez más, su portavoz Josep Castells-, así que la derecha se salió con la suya. Sin duda, los novatos de Vox y Ciudadanos están aprendiendo rápido. Lo de presentarse ayer a votar sorprendiendo al Govern incauto hay que reconocer que es de premio. Parece mentira que un veterano como Vicenç Thomàs bajase tanto la guardia.
Que la mini izquierda le recuerde a la izquierda de siempre que un decreto ley para constructores y hoteleros no es de recibo, incluso con el coronavirus, debería ruborizar a la líder socialista. Costa deberá afanarse ahora en negociar para que al final no salga otro bodrio normativo. Puede empezar con Josep Melià, eufórico con poder enmendar aún más el articulado. Y eso que la ibicenca ya le regaló una foto a El Pi.
Armengol pretendía pasar página cuanto antes de sus controvertidas medidas para "potenciar la construcción"; y Més, que solo se hable de las suyas de protección territorial. Todo al traste. Por cierto, ¿están atados los votos para el siguiente decreto ley? Otro ridículo como el de ayer, y todos a casa.
