El pequeño Víctor duda antes de bajar el escalón que separa su casa de la calle. "Sí, cariño, vamos a dar una vuelta", le dice su padre. Finalmente el bebé, de unos dos años de edad, echa a andar de la mano de su papá y bajo la atenta mirada de la madre que se ha quedado en el portal. "Sí, ya salen, que aprovechen los niños", dice una vecina desde el balcón. Día soleado, mar en calma y todo un paseo del Molinar para los vecinos que vivan a un kilómetro del lugar. Patinetes, bicicletas, patines y balones. Pocas mascarillas o guantes y mucho respeto a la distancia de seguridad. Mar Viver camina con sus hijos, Víctor, que cursa primero de ESO y Óscar, alumno de tercero de primaria, en una mañana de libertad recién estrenada. Con las mascarillas en el bolso, por si es necesario ponérselas, ha calculado con una aplicación hasta dónde pueden llegar sin alejarse más de un kilómetro de su domicilio. "Si pudiéramos ir más lejos", se lamenta el mayor, Víctor, antes de seguir con la caminata.

En la playa de s'Areneta, varias familias disfrutan del sol mientras los pequeños juegan a la pelota. Algunos niños deciden darse un chapuzón. Hace calor y son muchos los días de encierro. El primer baño queda interrumpido por la llegada de la Policía Local. Dos agentes advierten a los padres de que no se puede nadar. Algunos de los presentes comentan que desconocían esa norma. La cosa no va a más. Los agentes continúan su ronda: "Estamos informando, la gente lo está haciendo bien", explican antes de marcharse.

En el paseo, Juan Montaner regresa a casa con sus hijos de 10 y 13 años, Miguel y Marina. "Vivimos en el Portitxol y hemos ido hasta el Pirulí. Llevamos las mascarillas en el bolsillo, pero vemos que la gente está tranquila y que no hace falta ponérselas". Montaner, que es maestro, agradece poder pasear con sus hijos: "Vamos con precaución, ellos lo entienden y saben cómo tienen que actuar". Esther Benito se apresura tras sus hijos de 5 y 8 años que corretean por el paseo. "El mayor ha celebrado su último cumpleaños confinado", comenta. Esther, que es enfermera, dice que la medida de dejar salir a los niños es acertada: "Hasta ahora se han hecho las cosas bien, pero creo que el 2 de mayo es todavía pronto para que dejen salir a los adultos". La bebé de Lluïsa Escarrer acaba de cumplir dos meses y medio por lo que "ha vivido más dentro de casa que fuera". Lluïsa y su marido han salido por separado, cada uno de ellos acompañando a una de sus hijas. "El último día que pudimos pasear antes de la cuarentena hicimos este mismo recorrido y también hacía un día maravilloso", recuerda Lluïsa. Hugo, de siete años, ha sido muy responsable, ha visto a sus amigos pero los ha saludado de lejos. "Ha sido un poco raro que no haya podido jugar con ellos al fútbol", comenta su madre, Amalia Pasan, que se aleja diciendo que "esta salida ha sido un buen regalo". Cerca de la zona verde situada junto a Gesa, Pilar Martín y sus hijos Lucía y Mario, de 10 y 8 años, salen de casa. Monopatines preparados para bajar y poder ver el mar. Sus abuelos, que viven en la misma calle, les saludan desde el balcón. "Tengo ganas de volver al cole", le ha dicho Mario alguna vez a su madre. Aunque en algún momento se han agobiado por los deberes que hay que hacer en casa, Pilar reconoce que se han portado muy bien. Ellos también lo saben: "¡Hemos sido unos campeones!", exclama Mario cuando una patrulla de la Policía Nacional le pregunta cómo ha ido el paseo.