Leer estas líneas en papel tiene "más valor que nunca". Si usted está haciéndolo de este modo, sepa que antes de que DIARIO de llegue a sus manos, los trabajadores de la rotativa han impreso sus páginas durante una madrugada tan silenciosa como las mañanas que vivimos en estos tiempos difíciles. Y agrupados en paquetes, los repartidores los han llevado por toda la isla a las casas de los suscriptores, unos hogares que cada día que pasa se hacen más pequeños; y a los quioscos que permanecen abiertos en los barrios y pueblos. Estos negocios son una bocanada de aire para muchos, un motivo para salir y el único lugar donde poder comprar periódicos para así "garantizar el acceso a la información a quienes siguen prefiriendo el papel a las pantallas", como reza un cartel en el Multicentro de Jaume III.

Su quiosquera, Loli Foronda, lleva 24 años en el oficio y durante esta primera semana de estado de alarma por la crisis del Covid-19, varias personas le han dado las "gracias por continuar abiertos". Las ha recibido también María Varela, del quiosco situado entre el Born y la plaza de las Tortugas. "Los clientes habituales me dicen: 'Menos mal que estáis vosotros, porque si no esta situación sería un aburrimiento'. Hay muchas personas que se entretienen toda la mañana leyendo el diario". Un ejemplo de su importancia lo pone la quiosquera de la plaza del Mercat, Esther Bullido, al contar que "hay vecinos de gente mayor que vienen a buscarles la prensa y evitar que salgan de casa".

Loli atiende a Óscar a media mañana de ayer entregándole el periódico sin preguntarle cuál ni cobrarle. "Es un abonado y hay tanta confianza que hasta me deja la tarjeta para no olvidársela". Este lector cree que incluir la apertura de los quioscos en el decreto del estado de alarma "es lógico, porque la prensa tiene en estos momentos más valor que nunca, se puede considerar un servicio público. No digo que al nivel de los sanitarios, pero sí es muy importante estar bien informados, sin obsesionarse, para sobrellevar este panorama". Aunque reconoce que "internet puede servir", a él no le gusta, ya que "las pantallas te hacen leer de forma superficial y desconectar fácilmente".

Biel Pomar, fiel a DIARIO de MALLORCA, dice tras su compra en el quiosco del Mercat que la prensa en papel "permite una escritura más reposada en estos tiempos de rapidez con las redes sociales". Le inspira "confianza" saber que "se ha producido una cierta sedimentación de la información. Eso le da calidad, algo que no sucede cuando las cosas se hacen rápido". Por descontado, apoya la apertura de los quioscos y critica que "hay actividades que no son tan importantes, como las obras, y están en marcha".

Otro habitual de este periódico, Pascual Perelló, ve en los quioscos "una vía de escape durante el fin de semana para salir a comprarlo y leerlo en casa con tranquilidad. Es el mejor momento del día", tal como remarca. El resto de días también lo compra, pero como puede salir a trabajar, no tiene la impaciencia de ayer y hoy.

Para que ellos y otros muchos sigan disfrutando de la prensa, ahora Loli, María, Esther y miles de quiosqueros en todo el país atienden aplicando las medidas preventivas contra el coronavirus, entre ellas guardar las distancias y ponerse guantes o desinfectante de manos, con el fin de ofrecer a los lectores toda la información diaria en papel.

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