La Audiencia de Palma ha condenado a un maltratador británico a seis años y cuatro meses de prisión por atacar a una amiga y compañera de piso con un cuchillo y una azada en dos ocasiones distintas en el verano de 2017 en la zona de Sant Lluís, en Menorca. El agresor dejó herida a la víctima, quien llegó a quedar inconsciente durante todo un día, y también causó destrozos en una vivienda con un zapapico, una herramienta de jardinería similar a una azada.

El tribunal de la sección segunda ha considerado al procesado, de 38 años, autor responsable de dos delitos de lesiones, uno de ellos con utilización de instrumento peligroso, y ambos con la circunstancia agravante de multirreincidencia, ya que cuenta con tres condenas anteriores por maltrato a otra mujer y una cuarta por lesiones graves. Además, la sala también le ha impuesto una multa por un delito de daños y le ha apreciado la atenuante de hallarse bajo la influencia de bebidas alcohólicas y estupefacientes.

El encausado, que permanece encarcelado desde hace más de dos años, no podrá aproximarse y comunicarse con la víctima durante ocho años y cinco meses y tendrá que indemnizarla con más de 2.000 euros por las heridas y los desperfectos que le ocasionó. También tendrá que pagar más de 6.000 euros a los propietarios de un domicilio en el que causó destrozos.

La sentencia, que aún no es firme y que previsiblemente será recurrida por la defensa, ha absuelto al hombre de robo con violencia, ya que no se apoderó de nada; de homicidio en grado de tentativa, porque no tuvo intención de acabar con la vida de la mujer; y también de maltrato en el ámbito de la violencia de género, ya que el tribunal ha considerado que ambos estaban unidos por una simple relación de amistad y no de pareja. Por este motivo, también se han rechazado las agravantes de parentesco y de actuar por razón de género.

Según se declara probado, el procesado y la mujer compartían piso en Sant Lluís, en Menorca. Ambos eran amigos y mantenían relaciones sexuales ocasionales. El pasado 17 de julio de 2017, la víctima decidió acompañar a unos amigos, se retrasó al regresar a casa y no pudo recoger un dinero que le encargó el acusado. Este se enojó, la cogió del cuello y la cara, la golpeó contra la pared y cogió un cuchillo de la cocina. Le colocó el arma blanca en el cuello y le causó un corte en el hombro. La perjudicada le prestó 300 euros y aprovechó para escapar y refugiarse en casa de una vecina. La mujer resultó herida en varias partes del cuerpo y le quedó una cicatriz en el hombro como secuela.

Unos dos meses más tarde, el 7 de septiembre de 2017, el sospechoso se puso muy nervioso tras discutir con otro hombre, expareja de la víctima. Por este motivo, ella le convenció para ir a otro lugar para calmarle. Ambos fueron a comprar pizza para cenar y se dirigieron a la vivienda en la que la mujer trabajaba.

Una vez en el domicilio, él de nuevo se alteró y la agredió. Le propinó puñetazos y bofetadas en la cara, la golpeó en la espalda con una guitarra y cogió un zapapico con el que golpeó diversos efectos de la casa. Luego, amenazó a su amiga con la herramienta y esta salió a toda prisa de la vivienda, golpeándose la cabeza con una puerta lo que le provocó que perdiera la consciencia.

Al día siguiente, la afectada se despertó en el salón de la casa y salió de allí. Avisó a una amiga, quien alertó a la Guardia Civil. Los agentes detuvieron al agresor, que se tambaleaba por el efecto del alcohol y las sustancias tóxicas. La mujer sufrió múltiples hematomas y otras lesiones. En el momento de cometer los hechos, el procesado se hallaba intoxicado por el consumo de alcohol y drogas.