El cien por cien de la mujeres prostituidas aquí han sufrido violaciones o abusos sexuales antes de venir en sus países de origen. Han sido violadas o abusadas en su infancia o en la adolescencia”. Así de rotunda se mostró ayer Francisca Muñoz-Ramos Ripoll, psicóloga de Casal Petit y experta universitaria en psicopatología de infancia y adolescencia.

“Cada año atendemos 200 casos nuevos en la isla de mujeres que ejercen la prostitución”, manifestó Muñoz-Ramos durante uno de los tres talleres impartidos ayer por la mañana en el Colegio Oficial de Psicología de las Illes Balears, en Palma. Bajo el título ‘Prostitución y tráfico de personas: habilidades terapéuticas fundamentales del profesional de la psicología’, la experta dibujó una realidad demoledora. Las cifras son alarmantes. En 2018, Casal Petit atendió a 224 personas, casi todas mujeres. De ese total, 212 habían ejercido la prostitución y otras doce se hallaban en riesgo de exclusión social. “Identificamos a 26 como posibles víctimas de trata de personas”, subrayó la psicóloga. Son mujeres que sufren estrés postraumático, disociación, indefensión, problemas previos, adicciones... Según la especialista, desde que ellas toman conciencia hasta que comienza el proceso para poder salir de las redes pueden pasar seis años. “Es una labor lenta, difícil y frustrante”, reconoció, desde el punto de vista de la intervención psicológica.

La experta indicó que uno de los problemas que tienen ahora como profesionales es que el acceso al mundo de la prostitución se ha invisibilizado. “Las mujeres ya no están en la calle”, apuntó. Solo las ciudadanas africanas y un número más reducido de mujeres se dedican a la prostitución en la calle. La gran mayoría están en pisos o clubs. “Ahora los turistas vienen a Mallorca con una aplicación en el móvil que les lleva directamente a los pisos donde se ejerce la prostitución”, alertó la psicóloga.