"Antes que nada, decir que es una muy buena noticia que la sanidad pública vaya a financiar el PrEp (el cóctel de fármacos que evita una infección por el virus del sida antes de una relación de riesgo) porque está demostrado que es una herramienta útil para reducir el número de nuevos contagios. Pero en nuestra opinión no se debería restringir su dispensación a los colectivos más vulnerables sino que se debería hacer en función de cada caso concreto. ¿Por qué no se le puede dar a una mujer heterosexual que tenga muchas relaciones de riesgo?", planteaba ayer Joan Viver, coordinador de ALAS (Associació de Lluita Antisida de Balears).

Tal y como informó ayer este diario, esta píldora se prescribirá a partir del 1 de noviembre en los hospitales públicos y CAITS (centros de enfermedades infecciosas) a un número inicial estimado de unas 50 personas en riesgo de contraer este virus. Viver consideró que esta estimación de 50 beneficiarios se quedará corta, por lo que pidió ampliarla.

Reclamó asimismo que su prescripción y dispensación se realice "en centros comunitarios, entre ellos los CAITS, lo más cercanos y accesibles a la población con consultas gratuitas y confidenciales que proporcionen una asistencia más integral", por lo que no desaprovechó para ofrecer la colaboración de psicólogos de ALAS que puedan tratar la "ansiedad" que dijo que motiva la toma de esta píldora contra el VIH.