—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Qué es una mujer híbrida?"

—Ufff, Dios. No me gusta categorizar ni que me categoricen, quiero comprender la causa y la consecuencia de lo que hago, tengo una visión global. Soy sentimental y organizada, dual.

—Me asusta la gente que hace tantas cosas a la vez.

—Sé lo que hago, soy especialista en branding y marketing, pero puedo entender a una empresa más allá de mi función concreta. Tengo una visión holística.

—La conocimos por su logotipo del Mundial de Balonmano de este año.

—Hice la identidad para el Mundial, y me sorprendió la repercusión en Mallorca tras catorce años trabajando fuera. Era un proyecto pequeño comparado con la Filarmónica de Hamburgo.

—La he visto junto a Iniesta y Sergio Ramos.

—Trabajé para la Fifa en su proyecto de los World Eleven, los once mejores del mundo. Estaban Ronaldo y Messi, pero me sentía más honrada de coincidir con mis dos favoritos, Iniesta y Ramos. El introvertido y el extrovertido.

—¿Cómo sabe lo que va a gustarle un día determinado?

—He aprendido a planear menos, a que la realidad me sorprenda. A los veinte me ponía metas, a los treinta llegas a comprender que la vida es un viaje y no tanto un destino.

—¿Trabajar para los democristianos de la CDU le obliga a ser de derechas?

—Qué va, fue un proyecto de la agencia Jung von Matt, se planteó si alguien tenía obstáculos por sus ideas. Se alquiló un edificio de Berlín durante un mes para explicar qué hay detras de las iniciativas de la CDU.

—¿Usted le decía a su padre Monti Galmés que dejara el Mallorca?

—No, fue una decisión que tomó mi padre. No tenía necesidad de meterse a presidir, lo hizo por amor al equipo. Tuvo un mal timing pero sería hoy un gran presidente y ha disfrutado del ascenso como cualquier otro.

—Usted sabía más de fútbol que su padre.

—Exacto, yo llevaba años en el fútbol cuando mi padre llega a la presidencia del Mallorca. Al bajar a Segunda B, pensé que tal vez era lo mejor, porque haría que la gente se dejara de tonterías y arrogancias para unirse en un objetivo común.

—Fue usted un poco bruja.

—Como marca, el Mallorca tiene hoy más significado y valor que antes de descender, además de un potencial brutal al haber empezado de nuevo.

—El Mallorca tiene una imagen provinciana.

—Los clubes viven de su valor regional. Cuando trabajé con el Schalke'04, hicimos una campaña a 1.100 metros bajo tierra, para resaltar la relación emocional de la afición con sus orígenes mineros.

—¿A qué persona mallorquina le gustaría vender?

—Sería un honor estar relacionada con la iniciativa de Rafa Nadal. Somos del mismo año, lo conocí porque jugaba al tenis de pequeña y coincidíamos en el circuito de verano, aunque no era ni la mitad de buena que él.

—¿Vio venir al monstruo Nadal?

—Todo el mundo veía la proyección que tenía, era algo fuera de lo normal. Después ha sobrepasado las expectativas.

—¿Todos los seres humanos acabarán en un gimnasio?

—Trabajo en la estrategia de Anytime Fitness, con más de cuatro mil gimnasios en 36 países, dirigidos al 87 por ciento de la población que todavía no es activa físicamente. De aquí a diez años se valorará más la experiencia comunitaria que la gente en las máquinas tomando proteínas.

—¿Cómo se entrena la creatividad?

—Ahora voy a hacer kickboxing en Palma. Son 45 minutos de una rutina distinta, donde desconectas del mundo en una terapia muy sana. Otra es esquiar, te despeja la mente y estás más fresca que antes.

—¿Los dinosaurios hemos bloqueado a su generación?

—Hay espacio para todo el mundo, la mentalidad de la jerarquía piramidal ha cambiado en los últimos veinte años. Se trata de escuchar y de estar abiertos.

—Supongo que admira a Steve Jobs.

—Sí, por muchas cosas que ha desarrollado. Tuvo que hacer sacrificios personales, o lo enfocas todo a tu carrera o buscas un equilibrio.

—¿Usted lo da todo por la carrera?

—Valoro más disfrutar de lo que tengo que pensar en lo que quiero.

—¿Hay algo de usted que no le guste?

—Sé que hay cosas que podría cambiar. Tengo confianza en algunos asuntos y en otros soy más humilde. Me gusta cuestionarme.