Cuando reciba la notificación oficial de las instancias judiciales y pueda acceder a las diligencias previas, la Universitat estudiará aplicar medidas cautelares, como podría ser una suspensión temporal de la docencia, a los dos profesores de Filosofía que se sentarán en el banquillo acusados de haber acosado y amenazada a una colega del departamento; acciones por las que la Fiscalía solicita hasta dos años de cárcel.
"Entonces tendremos información para evaluar si hemos de adoptar medidas cautelares, de manera coordinada con el departamento", indicó ayer Jordi Llabrés, vicerrector de Innovación y Relaciones Institucionales, "ahora no podemos hacer nada más". La prioridad, según el vicerrector, es "el alumnado" y que no se alteren las clases.
Para Llabrés la imputación de los dos docentes (uno de ellos, catedrático) es una noticia "mala para todos", "triste" y "preocupante".
El vicerrector achacó lo sucedido a unos "conflictos interpersonales" en el departamento de Filosofía. Señaló que la Universitat hizo una evaluación de los riesgos psicosociales que señaló una serie de recomendaciones, como reubicar despachos y separar asignaturas, que según Llabrés se han ido adoptando.
El mal ambiente en Filosofía se mantiene desde hace años y el departamento ha protagonizado varios episodios de acusaciones y denuncias que este diario ha ido desvelando: de la denuncia presentada por Miquel Comas en 2015 (contestada a su vez con tres demandas, luego desestimadas, por injurias), a la interpuesta ahora por Lucrecia Burges por acoso, pasando por el citado informe de riesgos laborales, que en 2016 describía un "conflicto sobredimensionado" que ha llegado a "límites insostenibles".
