"El problema de la Justicia no es la preparación de los jueces, lo que siempre falta es gestión y seguimiento", son palabras de Bartolomé-Tomeu Sitjar Burguera, exdecano del Colegio de Abogados de Balears y exmiembro del Consejo General de la Abogacía Española, que ayer por la tarde presentó en Palma su libro de memorias Por libre- Testimonio de ochenta años que transformaron Mallorca.
El acto tuvo lugar en la sede del Colegio de Abogados de Palma, con presencia de Javier Sitjar, hijo del autor, el periodista Javier Mato, el decano de los abogados, Martín Aleñar, y el editor Lleonard Muntaner.
En la obra, escrita en primera persona, Bartolomé Sitjar, que fue decano entre 1987 y 1996 y que también pertenece a la Academia de Jurisprudencia y Legislación, narra sus experiencias, vivencias y reflexiones como letrado, una profesión en la que se dio de alta colegialmente hace casi 59 años, político liberal y padre de familia.
Sitjar es duro en sus opiniones y mantiene que la Justicia, por falta de medios y por la política, "ha ido empeorando en las dos últimas décadas", aunque siempre le queda la esperanza de la fuerza del Derecho para cambiar las cosas.
"En varios pasajes de estas memorias digo que viví mejor que mis padres, que mis hijos también están en una sociedad mejor que la que yo a su edad tenía por delante, pero que estoy seguro de que mis nietos ya no podrán habitar en un entorno más libre, más abierto, más plural y más próspero, porque hoy los sectarios están consiguiendo estrangular el trabajo de una época, de un tiempo", se sincera el veterano jurista.
Cañellas versus Sitjar
Las memorias resucitan pasajes como el enfrentamiento de Sitjar con el entonces president del Govern Gabriel Cañellas a cuenta, en 1989, de la elección de los primeros magistrados del Tribunal Superior designados por el Parlament. El autor explica que él propuso que en las ternas fueran dos de los tres exdecanos vivos del Colegio de Abogados, Josep Zaforteza y Juan López Gayà, que finalmente salieron elegidos, mientras que Cañellas vetó a Zaforteza como magistrado y pugnó por introducir en las ternas a su hermano Carlos, que no salió escogido.
El libro reseña el paso por la política de Sitjar, que fundó en Palma un Club Liberal y acabó en UCD, partido que abandonó ante "el desorden" que reinaba en su seno y su deseo de volcarse en la profesión, la familia y "la expansión del pensamiento liberal".
Anécdota con Paesa
Las memorias recogen multitud de anécdotas de su autor, entre las que resaltan un breve encuentro en Suiza con el superagente Francisco Paesa, que en esa época era novio de Dewi Sukarno y que años después se convirtió en un personaje cuasi literario y con un notable protagonismo en la corrupción pública española.
Sitjar explica que todos los cargos públicos que ocupó en su dilatada carrera nunca estuvieron remunerados, incluida la Junta del Puerto de Palma, que entonces dependía del ministerio de Fomento.
Las 255 páginas de la obra dan pie para recordar algunos de los muchos clientes a los que Sitjar ha representado como abogado, entre ellos el Banco de Crédito Balear, la Mutua Balear, las grandes superficies comerciales y personas físicas, con las que en muchas ocasiones trabó una sólida amistad.
La obra tiene un recuerdo póstumo para algunos ilustres juristas y prohombres de su generación, como Rafael Gil Mendoza o Raimundo Clar.
