Dudas y explicaciones poco convincentes. El comisario jubilado de la Policía de Palma, Antoni Cerdà, mantuvo su inocencia en la larga declaración judicial que realizó el pasado mes de octubre, en la que intentó justificar la razón por la que se reunió en dos ocasiones, en el parking del hospital de Son Llàtzer, con El Ico, quien acusa al policía jubilado de haberle entregado un soborno de 36.000 euros. Una declaración que no convenció al juez Sobrino que, además de llevar el peso del interrogatorio, le hizo saber que la historia que le estaba contando le parecía "surrealista" y difícil de aceptar. Cerdà asumió que, en efecto, todo lo que le estaba contando podía parecer "surrealista", pero insistió en que nunca ha cobrado dinero de los clanes de Son Banya y que su encuentro con El Ico respondía a un encargo que le había encomendado el fiscal Subirán, relacionado con la investigación del caso Cursach.

Más de un año después del encuentro en el hospital con el traficante de Son Banya, el policía jubilado reconoció que se arrepentía de dicha gestión. "Maldita la hora".

Cerdà apareció ante el juez bajo la sospecha de que pudo cobrar un soborno económico del clan de Son Banya, a cambio de favorecer a La Guapi, la hija de La Paca, que se encontraba en la cárcel tras ser detenida con tres kilos de cocaína. Según el expolicía, el fiscal le había llamado para pedirle que hablara con El Ico, porque tenía interés en que entregara unas pruebas que guardaba sobre las supuestas presiones que estaba recibiendo para que cambiara su declaración en la causa Cursach.

A pesar de que Cerdà insistió en que se le había encomendado varias veces que se encargara de citar a El Ico para que fuera al juzgado, confesó que nunca antes había hablado con el joven y, de hecho, no tenía su número de teléfono. Por ello tuvo que llamar a su tía, La Rosario, para que contactara con su sobrino y le pidiera que se reuniera con él. Cerdà explicó que tuvo un encuentro con La Rosario, pero desveló un dato que no se conocía hasta ese momento. A la reunión también se sumó La Paca. "Fue una sorpresa para mí. Rosario me dijo que en el poblado iban diciendo que había vendido a su sobrina y por eso había pedido a La Paca que le acompañara". Y señaló que la matriarca de Son Banya ya le advirtió "que fuera con cuidado con su hijo".

Sobre el encuentro con el joven, insistió en que le entregó un pendrive grabador, que finalmente resultó vacío, que era la supuesta prueba que el fiscal estaba interesado en conseguir. "El Ico me dijo que tenía una cosa que era el no va más y que en aparato electrónico estaba todo".

El juez le insistió en que no tenía sentido que, por su condición de policía jubilado, no comunicara nada a sus superiores, ni pidiera un documento que acreditara esta gestión. "No dije nada porque el fiscal me pidió discreción".

"Nunca recibí dinero"

El policía jubilado escuchó el contenido de las declaraciones de La Guapi, y de la transcripción de unas conversaciones telefónicas, intervenidas en las mismas fechas de su encuentro con El Ico, en las que la mujer habla de realizar un pago a una persona que podría ayudarle a salir de prisión.

"No soy el pez gordo de la Policía", señaló Cerdà, que confesó que no entendía la razón por la que los integrantes de este clan de Son Banya le acusaban de haberles exigido un soborno económico, a cambio de su ayuda. "Nunca he recibido dinero de Son Banya, ni un euro, ni tampoco me lo han ofrecido. Si me lo hubieran ofrecido habría ido inmediatamente al juzgado a denunciarlo", insistió el comisario jubilado.

Cerdà reconoció también que no entiende, no solo que los traficantes de Son Banya le acusen de aceptar sobornos, sino tampoco que los policías que habían estado bajo sus órdenes hubieran dado credibilidad a las manifestaciones de El Ico "Mi único interés era ayudar a la Justicia en este caso. Si no di cuenta a mis superiores fue porque el fiscal me pidió que fuera discreto. No creía que llegaríamos a este extremo. Esperaba que alguien tuviera sentido común y parara todo esto", se lamentó el policía ya jubilado.

También rechazó las sospechas que tiene el juez de que hubiera avisado a La Guapi y a su entorno que la estaban investigando y les aconsejara que se deshicieran de los teléfonos móviles. "No es cierto porque no tenía relación con los clanes. No entiendo este complot en mi contra", lamentó.

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