Miedo y desconcierto fueron las palabras más repetidas la noche del martes. Era casi la una de la madrugada y las sirenas no dejaban de sonar. El paisaje era desolador: ramas por el suelo, coches destrozados y agua por todas partes. “No sé cómo tengo que hacerlo, nadie dice nada”. Fueron las primeras palabras de un vecino de s’Illot. Llevaba veinte minutos en silencio mirando hacia un lado y hacia otro. Se había quedado atrapado en esta localidad y no podía regresar a su vivienda. No era el único.

Un centenar de personas tuvieron que dormir la noche del martes en el polideportivo Miquel Àngel Nadal, en Manacor. Familias con pequeños se vieron obligadas a quedarse en esas instalaciones. Los niños preguntaban una y otra vez qué estaba pasando y cuándo se podrían ir a casa. Sus padres no tenían respuesta. Nadie les había informado de nada. Entre los vecinos comentaron que en Porto Cristo los destrozos fueron mayores.

Eran casi las dos y media de la mañana cuando el foco de DIARIO de MALLORCA llegó al Port de Manacor. Parecía un desierto. No había nadie en las calles y solo se escuchaba correr el agua por encima de las aceras y los coches. El puente del Riuet de Porto Cristo estaba desbordado y destrozado. Decenas de coches y barcas estaban inundadas. El agua no daba tregua.

Tampoco en s’Illot. Eran las tres de la mañana y decenas de vehículos seguían atrapados en la carretera sin poder regresar a sus hogares a causa del desbordamiento del torrente. Algunos de los residentes que se encontraban ahí se quejaron de que la policía no les daba información, de modo que no sabían cómo llegar hasta sus viviendas. Finalmente el cuerpo policial les dijo que, para ir a Cala Millor, fueran por Sant Llorenç. Es decir, tenían que volver a Porto Cristo, pasar por Manacor, Sant Llorenç, hasta llegar a Cala Millor. Eran las 3.45 de la madrugada cuando la policía judicial levantó un cadáver en la zona.