Son tratadas como un pequeño tesoro animal y no es para menos. Pertenecen a las más de cuarenta especies protegidas de tortugas que hay en el mundo de las que quince están en peligro de extinción. Hasta ayer más de mil de estos animales estaban en manos de una pareja alemana que había convertido una finca de Llucmajor en el mayor criadero ilegal de Europa de este tipo de reptiles y ahora se encuentran a salvo y custodiadas en el centro de protección animal de Natura Parc, en Santa Eugènia.

Una operación del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil permitió rescatarlas de una venta segura ya que los criadores comerciaban con ellas en todo el mundo.

Reciben todo tipo de mimos. Fuentes próximas al caso aseguran a Diario de Mallorca que se encuentran en buen estado pero, si tenemos en cuenta que gran parte de ellas forman parte de las 15 especies en situación crítica de extinción, han decidido que dos de los ochenta trabajadores del centro de recuperación se dediquen en exclusiva a su cuidado. Una de las consideradas de mayor riesgo son las tortugas de caja (Cuora sp).

Los 1.145 ejemplares están separados por edad, sexo y tipo de alimentación. Estos galápagos ingieren todo tipo de alimentos y reciben una dieta variada: pescado, carne, vegetales e incluso insectos. Los adultos alcanzan un gran valor en el mercado negro y por las parejas reproductoras pueden llegar a pagarse hasta 60.000 euros. Por ello, este tramo de edad se encuentra especialmente vigilado. Entre el material incautado se hallaban 750 huevos que reciben un especial cuidado por su fragilidad y gran valor ya que están a punto de eclosionar. Natura Parc forma parte de los denominados CITES (Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre), que se encargan de acoger animales decomisados y en peligro de extinción.

Piezas de coleccionista

Las tortugas incautadas en Llucmajor permanecerán en el centro hasta que finalice el proceso judicial y un juez decida su destino final. Expertos que han visitado el criadero de las instalaciones de Llucmajor aseguran que era una “auténtica multinacional de venta de tortugas” y cuentan con piezas de coleccionista de valor incalculable.