Tráfico está sancionando este año en Balears a una media de casi trece conductores diarios por conducir bajo los efectos de alcohol o de drogas y a once por estar al volante mientras hacen uso del móvil, en el primer caso con una evolución creciente respecto al ejercicio anterior. Pero en el apartado en el que se han disparado las multas es en el correspondiente a los excesos de velocidad detectados por los radares fijos instalados en las islas, con una media de 360 denuncias diarias. Este hecho explica que el conjunto de las sanciones impuestas en la red viaria del archipiélago esté teniendo un incremento que puede calificarse de espectacular: en los seis primeros meses de 2018, Tráfico ha impuesto 94.790 denuncias en las carreteras de Balears, frente a las 63.646 del mismo periodo anterior, lo que supone un aumento que roza el 49%.

Estos datos, facilitados por la Jefatura Provincial de Tráfico, corresponden a las denuncias aplicadas por la Guardia Civil, las policías locales y los centros automatizados.

Hay dos tipos de prácticas sobre los que desde la Administración se vienen dando constantes advertencias respecto al riesgo que conllevan: la conducción bajo los efectos de alcohol o drogas y, muy especialmente durante las últimas semanas, por hacerlo mientras se manejan aparatos móviles.

En el caso de la utilización del móvil al volante, la Dirección General de Tráfico lleva un tiempo anunciando su intención de endurecer las sanciones por esta infracción, como elevar la retirada de puntos cuando es detectada, debido al crecimiento que esta práctica está registrando, especialmente relacionada con el empleo del WhatsApp. Las distracciones que ello genera se vinculan al aumento de la accidentalidad. En las islas, durante estos primeros seis meses del año se han aplicado 2.010 sanciones, una cifra muy similar a la del ejercicio anterior, cuando se registraron 2.027.

Por contra, el consumo de drogas y alcohol antes de ponerse al volante evoluciona al alza: de las 2.186 multas impuestas durante el primer semestre del pasado ejercicio se ha pasado a las 2.300 del presente año. La importancia de esta práctica en la siniestralidad viaria se refleja en la organización de campañas específicas para su control por parte de la Dirección General de Tráfico.

Hay otro tipo de infracción que muestra también un apreciable aumento en las islas, como es circular sin el seguro obligatorio del automóvil: se ha pasado de las 2.786 sanciones del pasado año a las 3.495 (un 25% más), lo que las ha convertido en las segundas más habituales en el archipiélago, con una media de 19 infracciones diarias detectadas.

Este tipo de situaciones registraron un apreciable crecimiento durante los años de la crisis, al optar algunos conductores por dejar de pagar el seguro para reducir sus gastos y aliviar así su situación económica, lo que ha llevado a elevar la vigilancia en relación a este tema, según se señala desde las asociaciones del ramo.

La 'estrella': el radar fijo

Pero la 'estrella' de las multas aplicadas en las islas es el exceso de velocidad detectado por los radares fijos. En seis meses se han contabilizado 65.202 infracciones de este tipo, frente a las 32.899 del pasado año o lo que es lo mismo, prácticamente se han duplicado, hasta alcanzar la citada media diaria de 360 sanciones.

Para aquellos conductores que deseen conocer dónde se encuentran los mayores riesgos de ser sancionado por pisar en exceso el acelerador, durante los diez primeros meses del pasado año el radar más "multón" fue el instalado en el kilómetro 15,5 de la autopista de Calvià (MA 1), el segundo el existente en el punto kilométrico 30,1 de la autopista de Llucmajor (MA 19), y el tercero el existente en el kilómetro 16,1 del eje de Inca (MA 13).

Este capítulo es uno de los más polémicos debido a la ubicación de los radares fijos, en la mayoría de las ocasiones en vías rápidas como las citadas autopistas. Ciertamente en ellas se corre más y se supera más habitualmente el límite establecido, pero asociaciones de conductores y colectivos profesionales señalan también que, sin menospreciar la importancia de vigilar que se circula a una velocidad adecuada, estos ejes rápidos son los más seguros, ya que en ellos se evita la maniobra más peligrosa en la carretera: los adelantamientos en carriles en sentido opuesto, como sí sucede en la red secundaria. Es por ello que desde algunos grupos se reclama un cambio de estrategia, como situar más de estos aparatos en las carreteras secundarias, alegando que la política actual va dirigida más a la recaudación relacionada con el cobro de las multas.

Sin embargo, Tráfico se defiende subrayando que la velocidad excesiva (superior a los límites fijados) o inadecuada (en los límites pero sin adaptarse a las condiciones de la vía o del vehículo) es el componente fundamental que determina la mayor o menor incidencia de la siniestralidad vial, la gravedad y el grado de lesión de las víctimas, de ahí la importancia de los controles que se desarrollan en relación a esta cuestión.

En cualquier caso, éstas no son las únicas multas que se aplican por circular a una velocidad inadecuada, dado que también están las detectadas por los radares móviles. Estas últimas suman durante el primer semestre de este año 1.938, en este caso bastantes menos que durante ese mismo periodo de 2017, cuando se contabilizaron 6.139.

En el grupo de infracciones más detectadas aparece también el no hacer uso del cinturón de seguridad o de los sistemas de retención infantil, aunque en este caso se aprecia un descenso de las multas impuestas. Concretamente, durante el primer semestre de este año se han contabilizado 1.992, cuando durante ese mismo periodo de 2017 se alcanzaron las 2.022.

El resto de sanciones muestran cifras más reducidas, y están vinculadas con los estacionamientos, los adelantamientos, o no respetar los stop y ceda el paso, entre otras cuestiones.

Un dato para concluir. Durante estos seis meses aparecen 107 multas por conducción temeraria y 85 por conducción negligente, frente a las 109 y 128 respectivamente del pasado año.