Cuando un ciudadano planta cara a una gran empresa o la injusticia de un Estado y gana tras una titánica batalla se narra la gesta recurriendo a la Biblia: David contra Goliat. La imagen bíblica no tiene equivalente femenino. Tras escuchar algunos de los testimonios de las mujeres que ayer hablaron en Ca n'Oleo se concluye que para resumir su relato podemos crear una nueva expresión: Las Defensoras contra Goliat. Los Goliats.

Las integrantes de la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de los Derechos Humanos (IM-Defensoras) son amenazadas, agredidas y asesinadas cada vez con más frecuencia. Así lo contaron ayer en Palma cinco de sus integrantes, invitadas por la Oficina de Cooperació al Desenvolupament i Solidaritat de la Universitat, como colofón a una gira europea en la que han expuesto la situación que viven en México, Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador. El objetivo: concienciar sobre la necesidad de defender a las que defienden. A las que se enfrentan a los Goliats.

El acto comenzó recordando a defensoras que ya no están. A algunas de las que han sido asesinadas como la indígena Berta Cáceres, la activista brasileña Marielle Franco o las 40 jóvenes que murieron calcinadas en el centro para menores Hogar Seguro Virgen de la Asunción de Guatemala.

Según el último informe de IM-Defensoras que Verónica Vidal desgranó ayer, en 2015 y 2016 hasta 21 mujeres defensoras fueron asesinadas y a 44 de ellas se las intentó asesinar. En total, contando intimidaciones, amenazas, campañas de difamación, ataques a sus casas... las defensoras sufrieron 2.197 agresiones: un aumento del 30% respecto al periodo anterior y del 250% respecto a 2010. ¿Quién está detrás? Miembros del Estado, el crimen organizado, las multinacionales, denuncian.

La salvadoreña Sonia Jeannette Sánchez está en ese informe y sabe que estará en el próximo. Ella luchó contra la deforestación y el ataque a los recursos hídricos que una importante empresa de su país emprendió en su pueblo, Santo Tomás, para edificar bloques de viviendas totalmente inaccesibles para sus habitantes. "Recibí amenazas de muerte, llamaban a mi casa a decir que habían pagado 3.000 euros para matarme". También amenazaron a sus hijas. E incluso la llevaron a los tribunales, acusada de calumniar a esta gran corporación.

La batalla de la médica Sandra Noemí Peniche es en México y su objetivo es mejorar la salud reproductiva y sexual de las mujeres. Realiza interrupciones de embarazo y trata el cáncer de cérvix uterino. Sufre un continuo hostigamiento por hacer "lo que el Estado debería hacer": proteger la vida de estas mujeres. Ha atendido a 11.000 "y ni una sola muerte". Está en el punto de mira de grupos conservadores religiosos, que cada día hacen campaña frente a su centro y acosan a las mujeres que se acercan, impidiéndoles entrar. Un día un hombre le atacó por la espalda al salir del consultorio, trató de clavarle un destornillador.

Tanto Sonia como Sandra detallaron que en la lucha por los derechos humanos las mujeres encuentran dificultades añadidas: acoso sexual (incluso entre los compañeros de trinchera); comentarios despectivos ("mejor vete a limpiar a casa"); o la necesidad de esforzarse y trabajar el doble que ellos para recibir cierto reconocimiento: "A ellos el poder se les da de facto, nosotras tenemos que ser una mártir para que se nos reconozca".

Cada año que pasa crecen las agresiones. Pero también crece su organización y coordinación. Así lo explicó Teresa Boades, coordinadora de IM-Defensoras, que recordó que ya son más de un millar las integrantes de la iniciativa y destacó la necesidad del "cuidado colectivo" y de "tejer redes y romper la sensación de aislamiento".

Mariusa López, miembro de la Fundación Calala Fondo de Mujeres, reside en Mallorca y ha acompañado a las defensoras en su gira. Y según aseguró ayer, han comprobado que aunque se expresa de diferentes maneras "la estructura patriarcal está presente en ambos lados del oceáno". Y, por ello: "Nos hermanan situaciones compartidas en urgencia y en solidaridad".