El presidente de la asociación de constructores de Balears, Eduardo López, reconoce que las empresas constructoras de las islas se están enfrentando a serios problemas a la hora de desarrollar los trabajos relacionados con la reforma de instalaciones hoteleras.
Para empezar, coincide en que en esta ocasión los plazos para el desarrollo de los proyectos van a estar especialmente ajustados por una temporada turística de 2017 que ha concluido muy tarde y una de 2018 que se iniciará en marzo. Sin embargo, considera que las empresas isleñas se han preparado adecuadamente para desarrollar estas obras.
Pero Eduardo López no oculta que en estos momentos la competencia entre constructoras para hacerse con proyectos de reforma hotelera "es feroz", debido a que aunque la edificación de viviendas crece, esta actividad sigue en niveles muy bajos.
El resultado es una lucha con ofertas a la baja en los precios. Y con el agravante de que en ocasiones firmas llegadas de la península se hacen con esas obras, pero aplicando a sus empleados las condiciones del convenio de su comunidad de origen, en muchos casos menos exigentes que las del archipiélago, lo que permite rebajar costes.
En relación a este último punto, el presidente de la patronal valora la vigilancia que se está aplicando desde la Inspección de Trabajo para garantizar que se respetan las condiciones laborales pactadas en las islas.
Además, muchos hoteleros aportan directamente el material necesario para la reforma, lo que termina convirtiendo al constructor en un simple gestor de su mano de obra. Eso hace que cualquier ajuste en los precios se haga en relación a los costes que ésta supone, según se lamenta desde UGT y CC OO.
