Los pinchazos telefónicos a los que durante dos años fueron sometidos los máximos responsables del Grupo Cursach Grupo Cursachrevelan la amplia red de informadores y colaboradores de la que disponían. En una de las conversaciones interceptadas por la Policía en el verano de 2016, el director comercial de una clínica de Palma avisa a Bartolomé Sbert, la mano derecha de Cursach, de que se había detectado una intoxicación alimentaria en uno de sus hoteles y su intención de dilatar la alerta sanitaria. "Nos haremos un poco los suecos para que se pueda ganar tiempo", dice a Sbert.

Fue el propio director comercial de la clínica quien llamó a Sbert el 27 de junio del año pasado. "Tenemos un tema un poco, entre comillas, complicado. Es que se ha detectado un caso de salmonelosis en el BH [un hotel del grupo Cursach en Magaluf]. Ahora prefiero informaros. Solo es un caso, tampoco tenemos que hacer el tema muy gordo porque tampoco no tiene historia, es una niña, una chica francesa", relata el responsable de la clínica.

De la conversación se deduce que el centro sanitario va a tratar de minimizar y dilatar el asunto para favorecer los intereses de Cursach. "Nosotros hemos avisado a todos nuestros médicos de la zona para que estén bien alerta. Nosotros por sanidad estamos obligados [a avisar a las autoridades], lo que pasa que nos haremos un poco los suecos para que se pueda ganar tiempo", dice el director comercial a Sbert.

De la charla se desprende también que cuentan con colaboradores para tratar de evitar consecuencias negativas para el establecimiento. "Esto lo tienen que saber las menos personas posibles, y son las que tienen que tocar las teclas", concluye el interlocutor de Sbert, que durante la conversación se limita a asentir ante las explicaciones de su contacto.