El Palacio de Congresos es una obra pública, precisamente porque sus primitivos promotores privados la abandonaron a medias. Por tanto, solo puede ser inaugurado por los ciudadanos o por sus representantes, ya que no cabíamos todos. Cuando el Pacto de Progreso entregó la ceremonia del pasado lunes a Gabriel Escarrer (82), sabía a lo que se exponía, aunque ahora hable de "encerrona". ¿Alguien se imagina al PP encomendando dicha celebración a un dirigente de Podemos?
El hotelero no solo insultó a los contribuyentes que han levantado el Palacio de Congresos delante de la presidenta de Balears, aunque se trate de Francina Armengol. Utilizó además a Felipe VI, y sobre todo a Letizia Ortiz, como escudos humanos que le protegían protocolariamente de una respuesta a la altura de su educación. Y como en Mallorca siempre se puede empeorar, vamos a descubrirles que los Reyes solo engalanaron la falsa inauguración con su presencia porque al acto asistían los responsables del Govern.
Es criterio de La Zarzuela de irreprochable precaución que Sus Majestades no asistan a actos de protagonismo estrictamente privado. Requieren la presencia de los gobernantes, a modo de estratégico respaldo ante las sorpresas que te da la vida con Mario Conde y Miguel Blesa. O sea, que si Escarrer quería Reyes en su Palacio, tenía que garantizarse la presencia de Armengol.
Pueden imaginar que este requisito era más indigesto para el hotelero que el catalán para algunos facultativos, pero le dejaron las cosas muy claras y las dilaciones perjudicaban a su causa. De modo que Escarrer se preocupó mucho de garantizarse la presencia de la cúpula del Govern en el acto. Suplicó la incorporación que franqueaba la cancela regia, y puedo asegurarles que es el hombre más insistente que han conocido. Una vez que tuvo a Armengol en el acto, la atacó en público pese a que le había facilitado su día de gloria. No busque racionalidad, y no descarte la venganza íntima de quien se vio obligado a inclinarse ante políticos a quienes desprecia intrínsecamente.
Acabemos con una nota optimista. Tal vez ha germinado una gran amistad, como la que ligó a Escarrer con Margarita Nájera también tras la bronca inicial. O al hotelero con Emilio Botín, asimismo con pugilato incluido. O con Fidel Castro. ¿Por qué Armengol tuvo la valentía de devolverle el bofetón a Escarrer en la Nit del Turisme, frente al silencio ominoso de Biel Barceló? Porque el vicepresidente es amigo del hotelero y obedece a señores ajenos a la política. No es de extrañar que le colaran los contratos a su jefe de campaña.
Ya sé que ustedes son insensibles a las sinuosidades del alto protocolo, y que les interesa más enterarse de que el pasado lunes coincidieron en la misma Mallorca los dos Reyes vivos de España, hijo y padre. Además, ambos se encontraban en compañía de sus respectivas parejas, lo cual ensancha si no engrandece nuestro papel histórico. Por tanto, no me vendan ahora de embajadores de la isla a actores daneses como el simpar Pilou Asbaek. Hace solo una semana les informábamos de que teníamos alojada a la futura reina de Dinamarca, Mary Donaldson. O corona, o nada.
A propósito del Palacio de Congresos, hoy nos ilustra una foto de Guillem Bosch en el citado edificio. Adviertan la radiante sonrisa que exhibía el jueves Balti Picornell, en la Nit del Turisme. Su bienestar no puede desligarse del entorno de luminarias del PP que le escoltan. Miquel Jerez, Llorenç Galmés, Marga Prohens y el inimitable Biel Company, la síntesis de Trumpany y de Kom-Pany-Un. También a los conservadores se les nota más relajados que hace una semana junto a Rajoy, y quién podría reprochárselo.
Estamos de acuerdo en que la fotografía ganaría mucho si suprimiéramos a los políticos, pero es crucial para lo que sigue. El semblante relajado de Picornell contrasta con el vértigo y la taquicardia que le asaltó la semana pasada, al recibir un ultimátum de su jefe. El presidente del Parlament se había comprometido a asistir a las Festes del Vermar de Binissalem, para compensar el desaire que sufrieron los vendimiadores en su visita a la cámara por ausencia de referentes. Entonces recibió la llamada telefónica de un Pablo Iglesias al borde del síncope. "¿Qué narices de vermares y de Vermeers? Tú te vienes de inmediato a la reunión de cargos de Podemos en Zaragoza". Y allá que se fue Balti, presuroso y tembloroso.
Nuria Riera fue consellera de José Ramón Bauzá, de lo contrario no la reconocerán. Habitualmente, es diputada con dedicación parcial a cambio de suculentas dietas, debido al régimen privilegiado del Parlament. Sin embargo, la representante del PP solicitó el cambio a la dedicación exclusiva a partir del primero de agosto (3.000 euros/mes). Ustedes pensarán que se habían alterado sus circunstancias profesionales, por lo que modificaba su calificación. Pues no, porque ha reclamado volver a la dedicación parcial dietética a partir del primero de octubre. Es decir, se ha entregado por completo a la cámara durante la etapa más vertiginosa, porque el trabajo parlamentario se acumula agotador en agosto y septiembre, cuando habría cobrado cero euros en dietas.
Tasación de una modesta vivienda necesitada de reforma en los alrededores del hotel Portixol: Dos millones y medio de euros. Otro lugar de Mallorca en el que usted no podrá vivir, salvo accidente nuclear. Vean Bye Bye Germany, si necesitan reírse de las tragedias.
Reflexión dominical monárquica: "En el reino de los ciegos, las fronteras pierden su sentido".
