El personal de la Agencia Tributaria en Balears se encuentra en niveles mínimos, con un recorte en su plantilla superior al 10% desde 2011, según los datos facilitados por el sindicato de técnicos (GESTHA). Esta situación se denuncia para el conjunto del país, pero cuenta con un agravante en las islas, según se subraya: el elevado coste de vida en el archipiélago y la ausencia de promociones hace que estos funcionarios soliciten el traslado a otras comunidades autónomas a la menor posibilidad. El resultado, según se pone de relieve, es que se está poniendo el riesgo la lucha contra el fraude fiscal.
La denuncia sobre la escasez de medios con que se ven obligados a actuar los trabajadores de este organismo en el conjunto del país fue denunciada ayer por todas las organizaciones que los representan, desde la que agrupa a los inspectores de Hacienda (IHE) a CCOO, UGT, CSI-F y el sindicato independiente (SIAT). Pero según GESTHA, el caso balear presenta agravantes adicionales. Y el más importante es que muchos de los funcionarios destinados en las islas piden marcharse a la menor oportunidad debido al sacrificio adicional que les supone el tener que hacer frente al alto coste de la vida de las islas, especialmente en factores como el alquiler de una vivienda.
Esta organización señala que la escasez en Mallorca es grave, pero que estas carencias alcanzan su máxima expresión en Eivissa, en la que anteriormente había dos unidades de inspección, mientras que ahora solo queda una, pero formada además por cuatro subinspectores, ya que en esa isla no hay ni un solo inspector. "La situación ahí no hay por donde cogerla", apuntan los representantes de GESTHA en el archipiélago, ya que la solución es enviar puntualmente a algún inspector desde Mallorca, pero con el inconveniente de no tener un conocimiento profundo del territorio que pisa.
En cualquier caso, la situación mallorquina de la Agencia Tributaria muestra también notables deficiencias. Para empezar, se señala la ausencia de promociones, que ha provocado que muchas jefaturas estén ocupadas de forma provisional por personal joven, a los que se les promete que con el tiempo podrán consolidar esa plaza (con la correspondiente mejora salarial) sin que realmente ocurra, según se señala desde el citado sindicato, generando la correspondiente frustración.
Pero un problema especialmente acentuado es el del coste de la insularidad, tanto por lo que conlleva el gasto derivado de las visitas a la familia de las personas que han llegado destinadas al archipiélago desde otras zonas del país, como muy especialmente por los elevados precios de Balears, muy concretamente en el caso del alquiler de una vivienda. Y según se señala desde algún otro sindicato, este malestar existe en uno de los cuerpos de funcionarios con los salarios más altos.
Piso compartido
La situación ha llevado a algunos de los trabajadores de la Agencia Tributaria a "verse obligados a compartir piso, como cuando eran estudiantes". Y explica también por qué en cada concurso de traslados son muchísimos los que aspiran a marcharse a otras autonomías. Desde GESTHA se añade además la elevada media de edad del personal de la inspección, lo que implica que también es importante el número de plazas que quedan al descubierto por jubilación.
Según los representantes de este sindicato, estas carencias están poniendo en riesgo la lucha el fraude fiscal en las islas, pese al incremento de las cantidades recuperadas. Este último aumento se explica por el esfuerzo realizado por los funcionarios y "porque aunque haya menos pescadores, hay más peces en el rio", en referencia al crecimiento de las irregularidades que se cometen.
