Condenado pero libre, Iñaki Urdangarin aguardará ahora en su casa de Suiza la decisión del Tribunal Supremo, que se pronunciará en los próximos meses sobre el recurso de casación del marido de la infanta. Tanto la sentencia, como las penas impuestas, como una reciente reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal abren a Urdangarin una opción para librarse de forma definitiva de pisar la cárcel.

De la estrategia ya se habla en círculos jurídicos. Pasa por aprovechar un resquicio que da la Ley de Enjuiciamiento Criminal: en el caso de condenas iguales o inferiores a dos años, deja en manos del tribunal que sentencia la decisión de instar o no la entrada en prisión. En este caso, Urdangarin ha sido condenado a seis años y tres meses de prisión, pero por varias ilegalidades graves. La más castigada combina varios delitos en concurso: prevaricación, concurrente con un delito de falsedad en documentos y otro de malversación de dinero público. Esta conjunción de delitos graves ha sido castigada por las juezas con dos años y ocho meses de prisión.

Es la única de las penas que implica más de dos años de encarcelamiento. Si la defensa de Urdangarin logra que el Tribunal Supremo rebaje esta condena a dos años o menos, sería nuevamente la Audiencia Provincial y sus tres juezas de la Sección Primera quienes decidirían si es preciso o no que el marido de la infanta Cristina sea encarcelado.

¿Es posible que se produzca esa reducción por parte del Supremo?

En círculos jurídicos ven una opción de reducción: si los abogados de Urdangarin son capaces de que el Supremo tumbe la falsedad documental (cometida en concurso con prevaricación y malversación), la pena podría verse rebajada a dos años o menos.

Llegado a ese punto, el caso vuelve al tribunal de Nóos, compuesto por las juezas Samantha Romero, Rocío Martín y Eleonor Moyá. Ellas deberían entonces decidir si mandan a Urdangarin a la cárcel por delitos todos inferiores a dos años (aunque juntos sumen muchos más).

¿Qué ha ocurrido con condenas de corrupción anteriores?

Hasta ahora, la Audiencia de Palma ha aplicado un mismo criterio a los casos de corrupción política: que los condenados cumplan pena de cárcel, aunque esta sea inferior a dos años. Uno de los casos más sonados atañe al expresident Jaume Matas, que entró en prisión con una condena firme de nueve meses. Se da la circunstancia además de que ese encarcelamiento lo decidió un tribunal en el que estaba la magistrada Rocío Martín, que se volvería a ver ahora en una situación similar, solo que con Urdangarin y ante una pena mayor.

¿Entraría en prisión Urdangarin si la pena más elevada baja a dos años?

A juzgar por los precedentes citados, el cuñado del Rey acabaría entre rejas, como en su día Matas y otros condenados por corrupción política. Pero no es tan sencillo. Para empezar, en el ecosistema judicial de Palma se comenta abiertamente que la sentencia de Urdangarin y su trama (firmada por las juezas que tendrán la última palabra sobre su entrada en prisión) se salda con la condena más suave que se ha dictado en años de fallos contra la corrupción política.

Además, si se analiza el auto dictado hoy mismo por el tribunal de Nóos sobre las medidas cautelares para Urdangarin, la sala deja caer una píldora que podría ser trascendente en el futuro: contra la reclamación del fiscal Pedro Horrach para que se decretase la prisión provisional con fianza para Urdangarin, dada la gravedad de sus penas, las juezas recalcan que las penas no son tan graves como los seis años y tres meses enfatizados por Fiscalía. “No debemos obviar, que la pena responde a la suma del total de las [penas] impuestas”, subrayan en el auto, insinuando que están considerando individualmente cada hecho delictivo probado. Además, en sus razonamientos para desestimar la prisión eludible con fianza para Urdangarin, las juezas valoran que el condenado siempre ha acudido a las citaciones judiciales y destacan el “arraigo familiar, social y laboral”, sobre todo en el caso del cuñado de la Rey, cuyas circunstancias personales y familiares recuerdan en su auto.

Esos lazos familiares y sociales de Urdangarin no parece que vayan a variar sea cual fuere la decisión del Supremo. Se abre así esa opción para que las juezas decidan apreciar los mismos factores y librar definitivamente al marido de la infanta Cristina de pisar la cárcel. Aunque no fuera así, aún le cabría un último clavo ardiente: la petición de un indulto del Gobierno.