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En contra

Alfred Miralles: "Espero que haya un cambio de obispo antes de septiembre"

Alfred Miralles (Palma, 1944) se licenció en Derecho en Madrid. Ingresó en el Seminario del que más tarde sería Superior por una "vocación romántica"

Alfred Miralles, sacerdote jubilado, misionero en Burundi, superior del seminario.

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Cuándo tendremos un obispo como Dios manda?"

-Chi lo sa, en el idioma del Vaticano. Espero que haya un cambio de obispo de aquí a septiembre. Si en ese mes no se ha producido la sustitución, no hay nada que hacer.

-¿El obispo Salinas sentirá celos de esta entrevista?

-Me da igual. Si todavía fuera rector de Sant Sebastià, me podría sancionar. Salinas vive en otro mundo. Trabaja desde la impresión de que la historia con su secretaria personal es un asunto resuelto.

-Su romance ha desgarrado a la Iglesia mallorquina.

-El clero no cree en una relación de sexo o de pareja del obispo, pero hasta Salinas reconoce una actuación imprudente. Los sacerdotes mallorquines somos muy reservados, la ropa sucia la enmerdamos en casa.

-El obispo tiene ahora secretario en vez de secretaria.

-Me'n fot que tenga secretario o secretaria, la que evidentemente no podía seguir era aquella señora. El obispo tiene un serio problema, no soporta la soledad. Por eso quiere que su secretario viva con él.

-Obispo no es un cargo solitario.

-Por la noche, el Palacio Episcopal es lo más parecido al castillo de Drácula. El obispo Murgui lo arreglaba metiéndose en la capilla, a éste le gusta la fiesta. El Papa pide obispos "con olor de oveja" y Salinas alterna en la casa de Abel Matutes o de aristócratas mallorquines.

-Creemos en el Papa Francisco, la jerarquía no cree.

-Sufre oposiciones silenciosas pero duras, que buscan tirar agua al vino. Los Papas quedan y la curia permanece. Espero que Francisco sea irreversible, porque lo impone la historia.

-¿Hubiera usted defendido al párroco pederasta?

-Fui su Superior en el Seminario. Pere es un payés payés payés, con todo lo que comporta. No sonríe por cinismo, es inconsciente de su situación. No da para más.

-¿Le ha sorprendido lo ocurrido?

-No me ha sorprendido, estas cosas pasan en las mejores familias. La Iglesia ha respondido con celeridad.

-La pederastia sacerdotal es una plaga.

-La pederastia está en todos los ámbitos. La mayoría de casos se dan dentro de la familia, o con entrenadores o médicos. Lo peor es que los responsables hayan seguido la política de taparlo. En una secta todos son santos y buenos, pero la Iglesia sabe que se compone de personas, y que el más santo puede cometer una barbaridad.

-Carlos March fue su compañero de promoción.

-Traía su cochazo y me decía, "Fredo, te acompaño a la pensión". Le hablé de un compañero que presumía de su amistad y me replicó que "yo no tengo amigos, los ricos no tenemos, tengo aduladores". Era frío y calculador.

-¿Los abogados mienten más que los sacerdotes?

-Todo el mundo trata de vender su mercancía. El problema más grave no es el obispo, sino que el clero está muy mayor mientras que entre los curas jóvenes prima hacer carrera. El peligro lo tenemos dentro.

-Usted los formó como superior del seminario.

-Me envió Teodoro Úbeda. Mi primera tarea fue llamar a los seminaristas que cortejaban a chicas. Me replicaban que "el Vaticano está a punto de quitar el celibato". Les contesté que "puede que para entonces ya no te funcione el aparato".

-Dos sacerdotes intelectuales, el canónigo Joan Darder y usted mismo, acaban a guantazos.

-Porque dos días antes de pegarle los guantazos caen en mi mano las cartas del boliviano que me denunció por abusos, y que está condenado por violencia de género. En ellas se demuestra que Darder le asesoraba en todo. Había llegado la oportunidad de su venganza, después de que yo le sucediera en Sant Sebastià.

-"Antes que sacerdote, soy hombre".

-Pronuncié una realidad. No niego la bofetada. Fue la única forma de que alguien escondido en la oscuridad saliera a la luz.

-¿La Iglesia necesita una dosis de su energía?

-Con la bofetada seguí las instrucciones del Papa, autor de la frase "a veces con dos puños se arreglan muchas cosas".

-Ha mencionado la denuncia por abusos contra usted.

-Fueron cuatro o cinco meses dolorosísimos. Dejé de decir misa porque me daba vergüenza. Los monaguillos me llamaban para decirme que "nos han citado del obispado para declarar". Compensa el sobreseimiento final. Rafael Perera me había aconsejado que "podemos pedir la prescripción, pero no lo haremos, vamos al fondo del asunto". Era una venganza.

-¿Ningún mallorquín sirve para obispo de Mallorca?

-Sería una desgracia, porque todo el clero mallorquín tiene amiguetes y amigachos. Mejor uno neutral como el menorquín Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de Barcelona.

-¿Dios todo lo perdona?

-Si hay arrepentimiento. La Iglesia solo puede anunciar la salvación, no la condenación. No puede decir que Judas o Hitler se hallan en el infierno. El juicio de venganza está solo en manos de Dios.

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