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Banyalbufar

Richard Branson recupera Son Bunyola y se vincula de nuevo con Mallorca

El magnate británico vuelve a comprar la emblemática finca de Banyalbufar 13 años después de haberla vendido por la negativa de dejarle levantar un hotel

Panorámica de la finca de Son Bunyola, en Banyalbufar.

­Trece años después de su portazo, Richard Branson regresa a Mallorca. El magnate británico, propietario del imperio Virgin, vuelve a vincularse a la isla a través de la que fue su posesión estrella: la emblemática finca de Son Bunyola, en el municipio de Banyalbufar. Branson hizo la primera adquisición en 1994, convirtiéndose en uno de los principales terratenientes de la isla. Fue la operación inmobiliaria de la época, con un importante eco en Reino Unido y Francia. Ahora, más de una década después, Branson recupera la propiedad.

Son Bunyola, de tres millones de metros cuadrados y cuatro kilómetros de costa, era y es la joya paradisíaca de la Serra de Tramuntana. Branson ha cerrado la operación esta misma semana. No ha trascendido la cuantía de la transacción, si bien se mide en decenas de millones. Tampoco se ha precisado si el inglés planea relanzar su fallido proyecto de levantar un hotel de cinco estrellas.

Branson compró Son Bunyola por 500 millones de pesetas de entonces, pagados oficialmente a la anterior propietaria, Magdalena Puig Shelton -residente en Miami y descendiente de José Puig Canals-, y se desprendió de la misma por decenas de millones de euros. Christian y Martha Hore, un matrimonio de multimillonarios ingleses, fueron los compradores y los únicos propietarios conocidos durante todo este tiempo. La compraventa terminó en los tribunales, al acusar a la pareja la Fiscalía Anticorrupción y la Agencia Tributaria por delitos fiscales. Finalmente los Hore evitaron el juicio al llegar a un acuerdo y abonar 10,6 millones de euros a la Hacienda española. Según los acusados, las casas de la antigua possessió han albergado un agroturismo.

Problemas urbanísticos

Branson rompió su relación con Mallorca en 2002, después de que el Consell le impidiera la construcción de un macrohotel de lujo en la antigua possessió. Previamente, el potentado británico tenía intención de invertir unos 3.500 millones de pesetas de la época en el proyecto. Según sus propias palabras, aspiraba a levantar "el mejor hotel del mundo" en la cordillera mallorquina. Quería superar en lujo y calidad la oferta de su propio resort en la isla privada de Necker, que posee en el Caribe y es uno de los más ostentosos del mundo.

A la adquisición de Son Bunyola Branson incorporó otros tres millones de metros cuadrados con la compra de las fincas anexas de Son Valentí, Son Creus y Son Balaguer. Con esta suma de operaciones inmobiliarias, el productor de los Tubular Bells de su amigo Mike Olfield, sobre los que fundó su sello musical Virgin, el magnate llegó a controlar nada menos que la tercera parte del término municipal de Banyalbufar.

Inicialmente Branson planteó la segregación de Son Bunyola, de 411 quarterades, en unidades de 200.000 metros cuadrados. En cada una de ellas pretendía levantar un chalé de lujo. Richard Branson chocó con la negativa del Ayuntamiento de Banyalbufar, que suspendió licencias a finales de 1995 frustrando sus intenciones.

La resistencia del alcalde, Juan Mora, saltó fronteras hasta el punto de que el Financial Times le equiparó con Ásterix, y a Banyalbufar con la aldea gala y su lucha contra César. En una maniobra no exenta de polémica, posteriormente Branson contrató al alcalde para que se hiciera cargo de la gestión de Son Bunyola.

El dueño de nuevo de Son Bunyola, Richard Branson. REUTERS

"Si no me dejan hacer mi hotel, venderé Son Bunyola", advirtió Branson a las autoridades mallorquinas en agosto de 1996, en una entrevista en este periódico que tuvo repercusión internacional. Un año después, el consistorio de Banyalbufar acordó reconvertir el proyecto del multimillonario en un hotel de cinco estrellas, con 90 habitaciones de 90 metros cuadrados cada una, y 180 plazas.

El pleno tuvo su miga, ya que votaron a favor del convenio urbanístico con Branson los cuatro concejales de Independents de Banyalbufar-PSM más el portavoz del PP; sin embargo, los dos restantes ediles populares se abstuvieron. No obstante, en pocos meses el Consell de Mallorca avisó de las dificultades que seguían impidiendo el hotel en la finca de la Serra, al incumplir la ley de Espacios Naturales. La institución insular denegó finalmente a Branson los permisos.

En mayo de 2002, este rotativo informaba de que el magnate se había desprendido de Son Bunyola y sus otras fincas en Banyalbufar, cumpliendo su amenaza. Branson rompía así su estrecho vínculo con Mallorca, isla que conoce palmo a palmo.

La Residencia en Deià

Dueño de un holding que agrupa desde compañías aéreas, un sello musical de renombre internacional, cadenas hoteleras, almacenes o un conglomerado multimedia, Richard Branson es un multimillonario hecho a sí mismo.

El británico se ha labrado una imagen con tintes extravagantes, recordando a su colega de Ryanair, Michael O´Leary. Amigo del ex primer ministro del Reino Unido Tony Blair, Branson también se desprendió de La Residencia que había sido la primera pieza de su imperio hotelero. De la mano del magnate se alojaron en el famoso hotel de Deià personalidades de la talla de Lady Di, Michael Douglas, George Lucas, Pierce Brosnan o Ruper Everett, entre muchos otros.

Branson recaló en Mallorca gracias a su amigo el músico Kevin Ayers. La isla le enamoró, y se marchó de ella altamente decepcionado. Ahora regresa para quitarse la espina.

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