La desarticulación del grupo mafioso Taganskaya en Mallorca arrastró también graves consecuencias económicas para esta organización. La justicia golpeó con dureza a este grupo y lo hizo interviniendo la principal propiedad que compró en Mallorca, que era el hotel Mar i Pins. Se trata de un antiguo establecimiento hotelero, que Romanov modernizaba, que ocupa un lugar privilegiado de la costa, al encontrarse en primera línea de mar. El hotel de Peguera se compró a través de la sociedad que crearon Romanov y su mujer Natalia. El precio oficial que se abonó fue de seis millones de euros, una cifra que la fiscalía no cree que sea cierta, ya que calcula la operación en doce millones de euros. Según explica la fiscalía Anticorrupción, el empresario ruso sometía a sus trabajadores del hotel a un riguroso régimen laboral. Había impuesto un sistema de sanciones si los trabajadores no cumplían con las estrictas normas laborales.