El paro va bien. La calidad del empleo y la capacidad de los trabajadores para vivir de su salario de crisis y llegar a fin de mes, no tanto. Los datos de desempleo de noviembre, conocidos ayer, dejan un buen puñado de conclusiones. La mayoría son positivas. La mejor de todas la destacaba el conseller de Economía del Govern, Joaquín García, que para que quedase claro lo repetía cinco veces: "Llevamos 25 meses de reducción del desempleo interanual, hemos entrado en el tercer año de bajada del paro". Eso se traduce en que noviembre 2014 se cerró con 13.009 parados menos de los que había en noviembre de 2011 y con 36.192 desempleados más que en 2007, el último noviembre sin crisis.

Vaso medio lleno o todavía vacío, cada cual elige. Pero en esto de los análisis estadísticos y económicos dicen los economistas y sociólogos que lo que importa son las tendencias, y en este caso la tendencia es positiva. Tanto que este noviembre destaca como el de mayor reducción del paro interanual en noviembre de la serie histórica, que arranca en 1996. Más alegrías de los números conocidos ayer: solo Cataluña rebaja más el paro respecto a noviembre de 2013 que Balears. En un año hay 7.187 personas menos apuntadas a la cola del SOIB, un 7,9% de descenso, por un más tibio 6,2% de bajada en el conjunto de España.

Con todo, en las islas sigue habiendo 84.311 personas que esperan para encontrar una nómina que llevarse a la boca, una de cada cuatro en edad de trabajar. Muchísimas, sobre todo después de que este noviembre fuese el de mayor destrucción de empleo respecto a octubre desde que hay registro (63.000 personas menos trabajando en las islas de la temporalidad galopante). Pero luego llegarán las sombras de los datos de ayer. De momento aún quedan unas cuantas conclusiones positivas. Otra de las mejores es que, al tiempo que se reduce interanualmente la cifra de personas apuntadas al paro (algo que podría ser achacable a la emigración al extranjero o el desánimo de quien no encuentra por mucho que renueve candidatura en las listas de paro), Balears crea empleo, hasta el punto de que este mes de noviembre había de media 14.136 personas más trabajando que hace un año. Esa cifra supone un aumento interanual de la afiliación a la Seguridad social del 3,99%, la mayor de todo el territorio español, y casi el doble que el incremento medio del Estado (2,5%).

Balears acumula de ese modo 19 meses seguidos en los que el empleo crece respecto al mismo mes del año anterior. Ninguna otra región puede presumir de registra una evolución similar, que hace que las islas tengan hoy 368.372 personas trabajando, 15.294 más que en noviembre de 2012 (cuando se tocó fondo en esta crisis), pero 56.456 personas menos trabajando que en noviembre de 2007, antes del estallido financiero global y el reventón inmobiliario nacional.

La consecuencia es que hoy hay 368.372 personas trabajando, frente a las 428.828 de antes de la crisis. Nuevamente, vaso medio lleno o todavía vacío, al gusto. Aunque la tendencia en este punto es claramente positiva. Como lo son otros dos síntomas de aparente mejoría: se reduce un 9,3% el número de parados de larga duración y retrocede un 4% el paro juvenil, aunque también hay que matizar que es lógico que se reduzca el paro juvenil después de años de emigración de chavales en busca de empleo.

El ladrillo está vivo

Netamente positivo es otro cambio de tendencia que habla a la vez de recuperación del empleo y un próximo final del ajuste inmobiliario: noviembre de 2014 queda registrado como el mes en el que la construcción volvió a ser el sector que más empleo genera. Aumentó un 9,6% el número de cotizantes del ladrillo, algo achacable tanto a que se vuelve a construir como a que las constructoras están reforzando sus plantillas de cara al invierno con más hoteles en reforma.

También la hostelería aguantó el pulso en este noviembre de buen tiempo y turismo más activo de lo habitual, con un incremento de la cifra de cotizantes del 6% respecto a hace un año. Así que el turismo va bien, y encima hay vida más allá de las sombrillas del verano, como insinúa el hecho de que el paro bajase este noviembre con fuerza en la construcción (-23%), la industria (-15%) y el comercio (-8%). ¿Más buenos síntomas? Sí, una última cifra de cara amable antes de empezar con las sombras que siguen cerniéndose sobre el mercado laboral: Mallorca lidera en Balears la bajada del paro, con un 9% de reducción que contrasta con el 0,3% de aumento del paro de Eivissa.

Así que casi todos contentos. O no, porque el mercado laboral balear sufre todavía amenazas de entidad. Una de ellas es vieja conocida: la estacionalidad. Aunque ayer el conseller García decía que la estacionalidad es cada vez más suave, los datos de su propio departamento dicen que nunca antes se destruyó tanto empleo de octubre a noviembre (63.517 personas perdieron su empleo en un mes). Y peor: ninguna otra región, ni siquiera las turísticas, vio crecer tanto el paro en noviembre respecto a octubre (8.578 desempleados más, un 12% de subida que contrasta con la bajada española, incluidas comunidades turísticas como la Valenciana, Andalucía o Cataluña).

Empleo precario y de bajo sueldo

También hay sombras más recientes sobre el mercado laboral. La peor de todas es el deterioro progresivo y machacón de la calidad del empleo. Lo leían el domingo en las páginas de Diario de Mallorca: según datos oficiales de la Agencia Tributaria, desde 2007 Balears sufre un desplome salarial tal que hoy los trabajadores de las islas cobran 1.207 millones de euros menos al año, algo probablemente achacable al hecho de que en ese tiempo se destruyesen 38.798 salarios de entre 1.000 y 2.000 euros, mientras 14.354 baleares más pasaban a sobrevivir con salarios inferiores a 376 euros al mes. De mileuristas a inframileuristas, hasta el punto de que hoy la mitad de los contratados de las islas cobran menos de mil euros al mes.

¿Cómo es posible? Pues los datos de paro de ayer arrojan algo de luz sobre el fenómeno. Pese a que el conseller presumía de la subida del 33% en los contratos indefinidos firmados en noviembre, la realidad es que ese tipo de contrato sigue siendo una excepción. El contrato de calidad es residual, mientras el contrato precario sigue siendo lo habitual. Los datos oficiales desmontan así la ensoñación del Govern: cierto es que en noviembre de 2014 se firmaron 3.423 contratos indefinidos (847 más que hace un año, un 33% más), pero igualmente cierto es que los baleares se las vieron con 24.856 nuevos contratos temporales (4.490 más que en noviembre de 2013, un 22% de aumento). Y la mayoría duraban menos de tres meses. Es decir, mientras el Govern sostiene que la calidad del empleo aumenta, la comunidad genera cinco contratos precarios por cada contrato indefinido, hasta el punto de que nueve de cada diez contrataciones (el 88%) son temporales.

El conseller García le quitaba hierro a esta realidad con el argumento de que "lo importante es que más gente tenga empleo". Distinto es que puedan vivir de él, como denuncian colectivos como Cáritas y corroboran los datos del Instituto Nacional de Estadística, que documentan que el 27% de los baleares viven en situación de exclusión severa o moderada mientras 380.500 confiesan graves dificultades para llegar a fin de mes. El paro baja, la pobreza crece.